Quizás no sea fácil separar las aguas que dividen la curiosidad científica
y la preocupación frente a una catástrofe. A Castruccio se le nota en la
mirada el entusiasmo al hablar de fenómenos naturales que en muchas
ocasiones terminan ocasionando serios daños a la población.
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Nº 6 abril 2015 / El Paracaídas
Llegar a serlo no es algo que se consiga siguiendo estudios de
pre o posgrado. Para convertirse en uno, explica, hay que estu-
diar una carrera como Geología o Geofísica. La especializa-
ción viene de manera más bien experiencial, a la hora de elegir
un tema para la memoria de título. “Es básicamente un tema
de ‘yo quiero hacer mi magíster en algo relacionado con volca-
nología, entonces hablo con un profesor que tenga proyectos
o cosas asociadas a eso y se lo planteo’.” En Chile, como en la
mayoría de los países, no hay especialización certi"cada en vol-
canología. Castruccio no está seguro de que esta deba existir.
El problema está en que si tuviéramos más de estos profe-
sionales, no sabríamos qué hacer con ellos. Por muy raro que
pueda sonar en el segundo país con más volcanes y en el que,
según los expertos, cerca de 40 de ellos pueden tener acti-
vidad futura, los eruditos en volcanología no tienen dónde
trabajar. La plaza laboral por excelencia para estos investiga-
dores, las universidades, tienen muy pocos puestos. Después
de ellas, sólo queda el Observatorio, donde según Castruccio
trabajan unos cinco o seis volcanólogos. Quizás un puñado
más en las empresas privadas.
Se nota la precariedad. “Chile es el segundo país con más
volcanes en el mundo y muchos de esos volcanes tienen muy
pocos estudios. Por un lado hay una necesidad de completar
esos estudios de los volcanes para tenerlos bien estudiados,
bien monitoreados, y tener una mayor certeza de qué es lo
que podría ocurrir. El Servicio Geológico es el encargado de
hacer esos estudios y esos mapas y claramente no dan abasto.
O sea, yo mantengo contacto bien frecuente con los geólogos
de ahí y me dicen que no pueden, que están colapsados. Ha-
cer un estudio en un volcán, un mapa, son tres, cuatro años, y
son hartos recursos en dinero, en tiempo y en personas. En-
tonces tampoco dan abasto económicamente en el servicio”.
Hace cinco años, señala Castruccio, los volcanólogos en Chile
no eran más de cinco. Desde esa fecha y de la mano de anun-
cios publicitarios que comenzaron a mostrar a la Geología
como una carrera con una importante retribución económica
(“la segunda mejor pagada después de Ingeniería en Minas”),
el crecimiento ha sido explosivo. Castruccio dice que en su
generación de Geología no eran más de 13 estudiantes, lo
cual ya se consideraba un número elevado.Hoy, en el curso de
volcanología que imparte en la FCFM, puede tener hasta 50.
Sin embargo, nada asegura que esos números sean auspiciosos
para la investigación en desastres naturales. “Lamentablemen-
te, en este país todo está en función del mercado. No hay nadie
que controle ni regule eso. Nadie dice que tienen que haber
tantos geólogos en esto. La gente puede estudiar, puede ha-
cer una memoria, una tesis en volcanología, pero después va
a tener que dedicarse a otra cosa, porque no va a tener plazas.
Si uno quisiera aumentar el número de volcanólogos, tendría,
básicamente, que aumentar el número de plazas de trabajo”.
“Lamentablemente, aquí en Chile somos los paladines del
neoliberalismo. Entonces básicamente todo es a corto plazo,
todo es efectista, todo es para la galería. En mi opinión lo
mismo pasa hoy con las reformas que se quieren hacer: no se
mira muy a largo plazo. ‘Ya, lancemos 20 mil becas para que
se vayan a hacer doctorados’. ¿Qué pasa después? No impor-
ta, el mercado los absorbe”.
*Al cierre de esta edición, el volcán Villarrica acababa de experi-
mentar la actividad más fuerte desde la erupción de la madrugada
de marzo que llevó a Castruccio a cambiar sus planes. Frente a los
nuevos acontecimientos, el profesor asegura que este movimiento
no es raro: “Los ciclos eruptivos del volcán Villarrica duran sema-
nas o incluso meses”. Debido a eso, advierte, “cabría esperar que
ocurra una nueva erupción como la del 3 de marzo”.