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Lo que pasa cuando la población envejece es que se pasa a

enfermedades crónico-degenerativas. Eso es bien relevante.

Algunos estudios muestran que por cada 10 por ciento que

se incrementa la mortalidad por enfermedades crónicas, el

crecimiento económico disminuye en medio punto”.

EL OLVIDO

Según la directora del Servicio Nacional del Adulto Mayor

(Senama), Rayen Inglés, la reforma previsional de 2008 cam-

bió el panorama para las personas mayores del 60 por ciento

más pobre del país, sobre todo para las mujeres. “Ha implicado

una contribución a la equidad de género y ha permitido que

los mayores tengan más capacidad de autonomía, identidad y

toma de decisión”. Inglés se refiere, entre otras cosas, a la intro-

ducción de la Pensión Básica Solidaria, que implica que hoy,

personas que en el antiguo sistema no recibirían nada por no

haber cotizado, obtengan poco más de 85 mil pesos mensua-

les. Según el capellán de la Fundación Las Rosas, el presbítero

Andrés Ariztía, eso ha hecho una diferencia.

“Antiguamente, la primera opción por la que la gente golpea-

ba nuestras puertas era pobreza, sencillamente. Después de la

reforma, cada chileno, por el hecho de ser chileno, tiene de-

recho a una pensión asistencial. Hoy en la fundación las dos

primeras razones para ingresar ya no son la pobreza, sino que

en primer lugar está el Alzheimer y luego la postración. El 95

por ciento de nuestros adultos mayores hoy son postrados y el

50 por ciento de los residentes tiene Alzheimer.”

Si bien esta enfermedad no es la única dentro del grupo de

las demencias, la doctora Andrea Slachevsky, neuróloga, vi-

cepresidenta de COPRAD y Académica de la Universidad

de Chile, explica que es una de las que con más fuerza ataca

a los chilenos. Según el Primer Estudio Global de Carga de

Enfermedades, realizado por el Instituto para la Medición

y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington y

la Fundación Bill y Melinda Gates, que analiza la evolución

de las enfermedades en el mundo, el Alzheimer es la causa de

muerte que más aumento ha tenido en Chile. En sólo dos dé-

cadas, la enfermedad pasó de ser la vigésimo novena causa de

muerte a la quinta, lo que representa un alza de 526 por ciento.

Según Slachevsky “tenemos mayores niveles de Alzheimer

porque estamos envejeciendo, pero no se sabe si realmente

es sólo envejecimiento o confluyen otros factores. Hay varios

estudios que muestran que la privación de sueño es un fac-

tor de riesgo, así como los trastornos de salud mental, como

depresión o estrés. Pero el principal factor es el aumento de

la esperanza de vida. Antes se pensaba que uno llegaba hasta

los 80 y se salvaba, pero ahora se sabe que a mayor edad, hay

más posibilidades de contraer el mal. Los estudios muestran

que el 40 por ciento de las personas entre los mayores de 80

u 85 años tiene alguna forma de demencia”.

A pesar de que según Rayen Inglés el Estado está “trabajando en

fortalecer la calidad de las prestaciones y servicios que Senama

está entregando, como cuidados domiciliarios, subsidio a esta-

blecimientos de larga estadía, modelo de viviendas protegidas,

condominios de viviendas tuteladas y centros de día”, nuestro

país está muy al debe en la materia y son finalmente las fami-

lias las que, de manera privada y enfrentando enormes costos

emocionales y económicos, deben hacer frente al problema en

un país donde el número de geriatras, siendo optimistas, dice el

doctor Rafael Jara, no supera los 65 profesionales.

Según Andrea Slachevsky, “estamos muy atrasados en hacer

buen frente en términos de sistema de salud para el enveje-

cimiento. Si bien se puede rescatar que muchas de las enfer-

medades del adulto mayor son AUGE, como las cataratas,

la cirugía de cadera, la presbiacusia (pérdida de la capacidad

de oír), a mi parecer falta un enfrentamiento más global. El

La doctora Alejandra Fuentes, académica de la Escuela de Salud

Pública de la Universidad de Chile, explica que “en Chile no tenemos

siquiera estudios para saber cómo estamos envejeciendo”.

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El Paracaídas / Nº 5 enero 2015