Para María Angélica Figueroa, los documentos de la di-
rección jurídica tienen poco valor como evidencia de lo
que pasó al interior de la Universidad. Dentro de la Facul-
tad de Derecho, explica por citar un ejemplo, una persona
fue sumariada por intrigante.
-Le achacaron cualquier cantidad de cosas. Era una mujer jo-
ven, pero muy desagradable. Muy inteligente, pero conflictiva.
Esa expresión, una personalidad conflictiva, se usó para sim-
plemente eliminar. Esa fue una acción política en la que se
sabía a quiénes se iba a echar. Fue la excusa formal- asegura.
El valor de los archivos jurídicos de la época, dice Azun
Candina, es que permiten ver ese proceso por dentro. Las
investigaciones sumarias abarcan los más diversos temas.
Algunos abordan directamente la represión y el control a la
actividad política de la Universidad. Pero hay otra cantidad
de material que es más sutil. En esos papeles están registra-
dos conflictos entre funcionarios, académicos.
-Hay sumarios que te hacen sospechar que fueron herra-
mientas para despedir gente, para presionar para que presen-
taran su renuncia- asegura.
Dice Candina que en ellos está el tono de una época. Ahí
pueden indagarse, dice, las estrategias de resistencia y tam-
bién las de adaptación y negociación.
-Yo no tengo tan claro cuáles fueron los niveles de relaciones que
se establecieron para la sobrevivencia de la Universidad, porque
seguramente hubo mucho pacto. Esta Universidad pudo haber
desaparecido, estuvo todo para que la eliminaran y no pasó. Esa
no desaparición es lo que todavía queda por escudriñar, por pre-
guntar, por resolver- asegura Alejandra Araya.
La intervención de la Universidad, dice Azun Candina, no
fue un hecho puntual, sino un proyecto de transformación
de la institución durante toda la dictadura. “Y yo creo que
eso deja marcas, deja huellas”, explica. Este registro docu-
mental, asegura Araya, evidencia “todas esas conversaciones
que parecen muy domésticas, muy triviales, pero que al final
te dan cuenta de un estado de situación, de una interven-
ción de esa vida cotidiana que es bien profunda”.
Araya espera que la puesta a disposición de estos archivos –
actualmente en proceso de digitalización- para la comunidad
es una forma en que la Universidad se hace cargo “de todo lo
que implicó la intervención de la Universidad en dictadura,
eso es lo que representa ese material”.
“La resistencia se daba tácitamente
en la forma de seguir haciendo las
cosas, (de) tratar de decir lo que
más se pudiera. Dirigir las tesis de
los alumnos que eran de oposición”,
dice María Angélica Figueroa.
Retrato de Augusto Pinochet que aún se conserva en las bodegas de Casa Central.
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El Paracaídas / Nº 11 / Septiembre 2015