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ace poco más de dos meses,
a Héctor Llaitul Carrillanca,
45 años, líder de la Coor-
dinadora Arauco Malleco,
le otorgaron la libertad condicional.
Había sido condenado a 14 años por
el atentado al fiscal Mario Elgue-
ta el 2009, fue parte de la huelga de
hambre de presos políticos mapuche
el 2010 –una de las más largas y ex-
tenuantes para el movimiento- y ac-
tualmente está con firma semanal y
arraigo provincial en Concepción.
Tras ser juzgado duramente bajo Ley
Antiterrorista, en julio de 2014 la Cor-
te Interamericana de Derechos Hu-
manos ordenó a Chile dejar sin efecto
las condenas dictadas contra siete ma-
puche y una activista. Aunque el líder
de la CAM no era parte del grupo de
demandantes, esta disposición fue cla-
ve para el curso de sus procesos, consi-
derando que en un primer momento la
fiscalía había pedido 125 años de pre-
sidio para Llaitul.
Héctor Llaitul dice que no le gustan
las entrevistas; es reacio a tomarse fo-
tos. Desde que se decretó su libertad
condicional, esta es la primera conver-
sación que aborda al dirigente mapu-
che en profundidad.
Nos encontramos en la calle. Llaitul
va camino a visitar a su oftalmólogo.
“Casi no veo nada”, cuenta sobre su se-
vero problema a la vista.
Conversamos en el auto y en la sala de
espera del médico.
-¿Tú sabes a quién vas a entrevistar?-
pregunta de entrada.
¿Por qué te metieron preso?
-A mí me metieron preso por ser Héctor
Llaitul y me metió la democracia, la se-
ñora
Bachelet.Meprocesaron en ese con-
texto, sin ninguna garantía constitucional
ni de derecho. Me condenaron con un
testigo protegido. Luchamos tanto con-
tra la dictadura por tener justicia y resulta
que a los mapuche nos condenan con un
testigo protegido. Y ellos salen afuera di-
ciendo “en Chile se respetan los Derechos
Humanos”; mentira, yo soy una prueba
viviente que en Chile no se respetan los
Derechos Humanos.
Viviste varios períodos de clandestini-
dad ¿Es hoy es una opción para ti?
-La posibilidad de entrar en la clandesti-
nidad siempre debiese ser una definición
política. Y yo siempre di esa definición
antes,me pasaba a la clandestinidad cada
vez que me procesaban o me perseguían.
En esta ocasión entiendo que hay otros
requerimientos de orden más políticos
en relación a mí, a lo que puedo repre-
sentar yo dentro del movimiento y de la
organización, que son más importantes
que entrar en la clandestinidad.
¿En qué estás ahora?
-Estoy elaborando un libro de la histo-
ria de la CAM.
“Dentro del movimiento
mapuche hay una gran
división, estamos los
autonomistas que queremos
la autonomía del pueblo
mapuche y los que quieren
la autonomía dentro del
sistema: pactar, negociar.
No les cae mal el Estado
capitalista, les acomoda
para lograr la autonomía”
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El Paracaídas / Nº 9 julio 2015