hijo a esa unidad. La mujer, que en la época era enfermera del
mismo Psiquiátrico, indicó además que el niño nunca estuvo
solo y que su estadía en el lugar, tal como constata el video,
duró solo unos minutos. A la luz de estos antecedentes el
tribunal decidió no investigar la causa por considerar que los
hechos no eran constitutivos de delito.
Tanto Gabriela Farías como Claudio Salazar, trabajador del
Hospital Psiquiátrico y dirigente de Fenats, y otros funcio-
narios del Servicio de Salud Metropolitano Norte, dicen que
era de público conocimiento que Vivian Castillo, quien ante
la justicia fue la tabla de salvación para Cancec, mantenía una
relación sentimental con él. No solo eso: Farías señala que
ella y su padre, Miguel Castillo Yáñez, fueron contratados
por Cancec en el Hospital Psiquiátrico poco tiempo después
que asumiera su dirección. En los registros de Transparencia
aparecen ambos contratados durante la administración de
Cancec Iturra.
No solo el pronunciamiento de la justicia fue favorable para el
médico, el sumario interno también lo liberó de sanciones. El
Dr. Claudio Caro, entonces Jefe del SSMN, fue quien le dio la
mano en esta vuelta.
Sobreseído el médico, olvidado el episodio.
Aunque la polémica que arrastró aquel inédito “castigo” al
hijo de la enfermera Vivian Castillo fue sin duda la más dura
y pública para Cancec, no fue la única. Un problema relacio-
nado con dineros públicos fue advertido a principios de 2012
por la Contraloría General de la República en una auditoría
realizada al Centro de Referencia de Salud (CRS) Salvador
“Estudiamos juntos en
la Facultad de Medicina
de la Universidad de
Chile durante la Unidad
Popular y después en
dictadura. Siempre fue
raro, oscuro, desconfiado.
Sospechábamos de él
desde antes del Golpe. Era
abiertamente anticomunista,
pero no sabíamos qué
vínculos tenía. Pensábamos
que participaba en la
delación de la gente de
la Facultad”, dice una ex
compañera de la época.
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