El Paracaidas - N°4 2014 - page 41

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Nº 4 diciembre 2014 / El Paracaídas
Donde uno está muy vulnerable, además.
-Sí. Donde no puedes gritar de vuelta porque te das cuenta de
que estás en completa asimetría de poder. Como yo me enva-
lentonara, no llegaba al lugar donde quería llegar. Y además
iba advertida. Pero lo que he descubierto después es que lo
que me pasó a mí no era nada comparado con lo que les pasa
a muchísimos palestinos donde los provocan, para ver si saltan
y así ver si los pueden agarrar y llevárselos. Esto me lo contó
un periodista palestino que me entrevistó en México y termi-
namos hablando del tema palestino. Él me decía que lo habían
intentado violentar muchas veces para que les respondiera de
manera agresiva. Que le habían puesto incluso la pistola en la
cabeza. Y que hablando con su familia palestina ellos se reían,
como diciendo tanto escándalo por nada, porque están acos-
tumbrados a un nivel de violencia que para uno es completa-
mente inadmisible y que además no tiene ningún sentido.
¿En qué cambió para ti el haber pisado Palestina?
-Creo que se activó un lado de mi identidad y me hizo re-
flexionar. Me activó un libro, una reflexión que finalmente
fue escrita. La pregunta de lo palestino me llevó a hacer una
serie de planteamientos con el lenguaje del conflicto: cómo
se habla del conflicto, qué cosas se ocultan, qué cosas se ma-
nipulan, qué cosas se dicen. La lengua no es un instrumento
neutral, si uno piensa quién tiene poder aquí, es quien tiene
más derecho a decir algo y decirlo de la manera que quiere,
y establecer una especie de verdad por más manipulada que
esté. Todo el planteamiento sobre Palestina me llevó a co-
nectarlo con mis propias preocupaciones sobre el lenguaje y
sobre los poderes del abusador. Entonces creo que me volví
palestina pero también me volví más atenta a ciertas cues-
tiones del lenguaje, que las he venido pensando a lo largo,
pero aquí tenía una manifestación muy concreta de cómo se
expresan ciertos problemas en los medios, en la literatura, en
la reflexión; cómo todos estamos de alguna manera cargados
de ciertas versiones. Lo interesante también fue que en el
momento en que estaba terminando este libro ocurrió el re-
ciente bombardeo de Gaza. Vi cómo se concretaban las cosas
que yo iba pensando, de manera muy clara.
Llama la atención una mujer con la que conversas en tu viaje
que te dice, “¿qué pasa si quieres dejar de estar todo el tiempo
en lo político y vivir una vida simplemente?”; ¿Se puede vivir
una vida simplemente?
-Precisamente por eso reconocí esta frase de esta chica que
iba conmigo en un tour, que tenía este novio judío israelí,
que estaba muy comprometido, que no tenía vida fuera de la
batalla política. Yo creo que ella estaba expresando una espe-
cie de cansancio, porque venía de un lugar, Estados Unidos,
donde ella no se había planteado lo político. Creo que lo que
pasa es que en ciertas circunstancias no se puede no estar en
lo político; entonces, en general, no se vive completamente
si se está fuera de lo político, porque uno se está perdiendo
lo que importa, tratando de vivir la ficción de que está todo
bien. Pero eso alguna gente se lo puede permitir y otra gente
no se lo puede permitir. Creo que dentro de la gente que no
se lo puede permitir están los palestinos en general en Pa-
lestina. Pero alguna gente también elige no permitírselo y yo
quería hablar en este libro de esas personas, judíos israelíes o
judíos fuera de Israel que eligen comprometerse con la causa
y pensar críticamente lo que está pasando. Ahora, la pregunta
que me haces es si se puede vivir fuera de lo político. Yo creo
que no se puede vivir fuera de lo político. Hay una especie
de comodidad en el no querer pensar en lo político, pero eso
significa no pensar en mucha gente, en muchos problemas, en
muchas cuestiones que son realmente muy importantes, no
solamente en Palestina sino también aquí en Chile.
¿Sería posible hacer algún tipo de paralelo entre la situación
palestina y la chilena respecto de los DDHH?
-Para mí el paralelo muy claro era la época de la dictadu-
ra. Por ejemplo, cuán militarizada está Israel comparado con
Chile en la dictadura. Y la sensación que uno tenía de excep-
cionalidad de la dictadura, de que se iba a acabar en algún
momento, mientras que en Israel yo no sentía eso para nada,
sentía que estaba muy aceptado y deseado tener un ejército en
la calle todo el tiempo. También la idea sobre la comodidad
de no pensar en lo político, eso también estuvo muy presente
en Chile y sigue estándolo; hay clases que se pueden permitir
no pensar en lo político porque su situación es cómoda y les
conviene no plantearse las preguntas éticas porque eso im-
plica tomar decisiones que les quitaría la comodidad que les
da el sistema. Eso en el problema de la educación gratuita es
un tema: la generación de nuestros padres y de mucha gente
que elige no pensar en este tema y encontrar que no se puede
hacer, son gente que en realidad estudió en una universidad
pública y gratuita. Creo que hay que seguir incomodando y
tratando de llevar a la gente a hacer esa reflexión política y a
ponerse en el lugar del otro. Porque finalmente cuando uno
no hace esa reflexión, elimina al otro. Y el otro es importante
para la convivencia social.
LOS ESTUDIANTES
Con las marchas de los apoderados de la Confepa, lo que
ha salido a relucir es que lo que les molesta de la reforma es
la posibilidad de que sus hijos se mezclen con niños de otra
clase social.
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