El Paracaidas - N°4 2014 - page 42

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-Sí, ese es el problema que de hecho existe ahora en Israel
y Palestina. Hay unos proyectos de escuela mixta. Son bien
interesantes, importantes y muy difíciles, pero es un empeño
que me parece rescatable y que se podría mirar para el con-
texto chileno. Chile es un país históricamente muy clasista,
por eso siempre los barrios han estado muy protegidos, con-
trolados, intentando no ver al otro lado, ver siempre al otro
como un sirviente que no tiene derechos porque es pobre y
porque no ha trabajado lo suficiente.
El problema de la educación en Chile se hizo visible a través
de movilizaciones sociales. Creo que ahí se volvió a politizar
una sociedad como la chilena, que venía muy despolitizada.
-Claro, pero también creo que pasado el momento más
candente de esas manifestaciones hay de nuevo un pe-
queño tratar de olvidar. Hay que mantener esas cuestio-
nes vivas.
¿Cómo ves el cauce de las movilizaciones estudiantiles?
-Lo que pasa con los movimientos de resistencia es que tien-
den a dividirse. Porque así como se juntan contra un enemigo
común, siempre hay batallas internas por la representación,
por la agenda; si debe ser más violenta, más agresiva, más
conservadora. Siento que estamos en un momento de mucha
fragmentación al interior del movimiento estudiantil tal vez
precisamente porque en el momento más candente no lo-
graron que sus demandas fueran incorporadas en la agenda
política y entonces ahí hubo un pequeño impasse. Creo que
la decisión sobre cuál es el mejor camino a seguir ha tendido
a fragmentar un poco el movimiento y eso les está haciendo
perder un poco de fuerza. Creo que habría que pasar por en-
cima de esas pequeñas diferencias y ver cómo rearticular.
“Cada lugar tiene sus propias batallas en educación”, dice
Lina Meruane, sobre un fenómeno que observa con atención
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