El Paracaidas - N°1 2014 - page 5

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Nº 1 septiembre 2014 / El Paracaídas
E
l 11 de septiembre de 1973 co-
menzó temprano para la actual
Vicedecana de la Facultad de
Filosofía y Humanidades de la
Universidad de Chile, María Eugenia
Horvitz. Llegó cerca de las seis y me-
dia de la mañana al Campus Oriente
del plantel (que en ese tiempo com-
prendía a las Facultades de Filosofía
y Humanidades, de la que dependía
el Instituto Pedagógico, la de Ciencias
Sociales y Ciencias) con una sola cer-
teza: el golpe se venía.
La joven directora del Departamento de
Historia había hablado temprano con
su entonces marido, hoy detenido desa-
parecido, el doctor Enrique Paris, quien
estaba en La Moneda acompañando al
presidente Salvador Allende y le había
dicho que la situación era irreversible.
“Empezamos a sacar cosas, a ordenar,
porque ya sabíamos que el golpe había
llegado. La información era que se ha-
bía rebelado la Marina y que venían las
tropas arrasando desde Valparaíso. Em-
pezamos a ordenar los papeles para que
la gente no fuera incriminada. También
tratamos de dejar en orden la situación
de los estudiantes”. Sin embargo, en ese
momento Horvitz mantenía la esperan-
za de que, pasado un tiempo, los acadé-
micos siguieran ejerciendo sus labores
en la Universidad. No fue así.
En primer lugar, la Fuerza Aérea, que
tomó control del recinto, en el que
había entre 500 y mil personas en ese
momento, según recuerda Horvitz, pa-
ralizó las actividades académicas hasta
marzo de 1974. Muchos académicos
fueron exonerados casi inmediatamen-
te, en octubre de 1973, aduciendo que
eran “problemáticos para la convivencia
universitaria”. Muchos de ellos desapa-
recieron. En el Informe Rettig figuran
42 víctimas relacionadas con el Institu-
to Pedagógico. Horvitz recuerda que el
nuevo director designado en su unidad,
César Ruiz, le dijo, cuando ella regresó a
buscar algunos papeles a su oficina: “Es
tan bueno el plan que ustedes tenían
para mejorar el trabajo académico, que
lo vamos a poner en práctica de todas
formas”. Horvitz respondió tristemen-
te: “¿Con qué profesores lo va a hacer?”.
LOS DOCENTES EN LA MIRA
El Instituto Pedagógico fue fundado
en 1889 gracias al decreto Nº 1.113
del ministerio de Justicia e Instrucción
Pública e impulsado por Valentín Le-
telier, quien había sido enviado a Ale-
mania años antes para aprender de la
experiencia pedagógica en dicho país.
Por ese tiempo, en Chile la educación
estaba en las manos de profesionales de
diversa índole, como abogados o mé-
dicos, y ni siquiera la educación básica
era obligatoria.
Según Iván Páez, Director Ejecutivo
del Programa de Educación Continua
para el Magisterio de la Universidad de
Chile, la experiencia internacional traí-
da por Letelier, junto a la que se había
acumulado en nuestro país fruto del
trabajo de las Escuelas Normales, hizo
que localmente se comprendiera que el
saber pedagógico tenía una relevancia
específica y que era necesario comenzar
a preparar docentes. “El Estado le pidió
a la Universidad de Chile que se hiciera
cargo de esta nueva institucionalidad y
el Instituto Pedagógico logró conver-
tirse en uno de los más importantes
centros de formación de profesores de
Latinoamérica. De hecho, llegó a tener
cien estudiantes latinoamericanos de
intercambio todos los años. Era un polo
de desarrollo regional”, explica Páez.
En esas aulas, explica el docente, “se
relevaba la formación de ciudadanía, la
participación, las relaciones internacio-
nales y la valorización de la profesión
docente”. Es por eso que una de las
primeras medidas de la dictadura fue
intervenir el Instituto Pedagógico el
mismo día del golpe. Posteriormente,
en 1981, el régimen decidió separarlo
definitivamente de la Universidad.
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