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Arte en la Chile

Revista de la Facultad de Artes

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HIJ@S DE BELLO

so su papel de El Germinador en

La vindicación de la primave-

ra

, de Patricio Bunster.

Su carrera estuvo llena de presentaciones con grandes coreó-

grafos y viajes por el mundo, hasta que un día, hace unos 13

años atrás, decidió que su camino estaba tras el escenario y en

las aulas. Así, impartió clases de técnica clásica por unos diez

años, además de desempeñarse como asistente de ensayo y

director de escena, labor que aún realiza en el Banch.

“Nunca he echado de menos estar arriba de un escenario, mi

tarea ahora es estar detrás de los bailarines. El aplauso que

reciben ellos me rebota y yo con eso soy feliz”, señala el bailarín

de 58 años que lleva el arte en la sangre y que, además, supo

traspasar a sus hijos, los reconocidos

Power Peralta

, de quie-

nes hoy disfruta sus triunfos.

Una vida vinculada

a la danza

Renato Peralta:

L

a historia de Renato Peralta no comienza como mu-

chas, ya que su sueño de niño no fue dedicarse a la

danza, sino a la gimnasia. Pero el destino, y uno de sus

hermanos que estaba en el Ballet Nacional Chileno (Banch), lo

guiaron hasta la Universidad de Chile, a la que llegó en el año

1974 cuando cursaba tercer año medio.

“Tomé una clase y me dijeron que tenía condiciones. Me empe-

zó a gustar inmediatamente y me quedé hasta el día de hoy”,

cuenta. Renato asegura que una vez dentro, nunca se cues-

tionó el no seguir con su vocación inicial e incluso aplicó sus

habilidades aprendidas en coordinación y salto. “Logré fusionar

ambas cosas y quizás tenía el bicho de la danza guardado”,

agrega.

De su paso por la Casa de Bello, dice que había mucha de-

manda de bailarines y que de los 18 varones que entraron en

primer año, egresaron solamente cuatro. En esa época, relata,

era el anhelo de todos llegar al Banch, ya que había una espe-

cie de mística que rodeaba a su sala de ballet y sus integrantes.

Sueño que Renato logró concretar en el año 1976 cuando fue

contratado por media jornada.

“Yo creo que tuve mucha suerte como in-

térprete porque los profesores de la escue-

la eran los mismos bailarines del Ballet,

entonces había un vínculo muy bonito en-

tre ambos, tengo muy lindos recuerdos”,

manifiesta.

Egresó en el año 1977, pero no obtuvo su título hasta siete

años después, ya que danza no era reconocida como carrera

universitaria, y su examen de grado le entregó uno de los roles

que recuerda con más cariño de su trayectoria: el bufón de la

obra

Carmina Burana

, para el cual fue escogido por el propio

fundador del Banch, Ernst Uthoff. Y también menciona orgullo-

Por Daniella Girardi