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Nº 5 enero 2015 / El Paracaídas

llegaban a las manifestaciones, eran

columnas que estaban antes –como

en todos los países- organizadas por

sindicatos, movimientos estudiantiles.

Lo que apareció como nuevo el 2010,

y que luego se desarrolló, es que las pá-

ginas Facebook de ciertos programas,

sobre todo kirchneristas, entraban a las

plazas como columnas organizadas a

través de esta red social. Con sus re-

meras, sus carteles, su cotillón. Eso fue

lo primero que me interesó mucho. En

Facebook, y en Twitter también, se em-

pezó a dar este modo de organización

que lo vemos en todas partes del mun-

do en los últimos años. Ya no eran las

columnas organizadas territorialmente

o por profesión, estudiantil o gremial.

Sino que atravesaban horizontal y ver-

ticalmente la sociedad y su organiza-

ción estaba en las redes sociales.

¿Tiene algo que ver con eso el kirchne-

rismo? ¿Cómo ha influido en el tema de

la propaganda, las redes sociales?

-Yo creo que no es el kirchnerismo el

responsable de que se organicen cosas en

las redes sociales, porque está sucediendo

en Europa y algunos países de América

Latina. Lo vimos desde Ocuppy Wall

Street en adelante y lo que sucedió acá es

de esa dimensión. Sectores anti kirchne-

ristas hicieron dos manifestaciones orga-

nizadas en las redes sociales y la tercera

fracasó: convocaron cien personas en

una esquina y cien personas en otra. Las

redes sociales tienen esa inestabilidad, la

dificultad de mantener una permanencia.

Lo vemos también en otros lugares del

mundo. La plaza del Tahrir en Egipto se

moviliza en un sentido democrático,hace

caer a Mubarak y luego el que viene es el

más fundamentalista de los gobiernos is-

lámicos. Lejos de lo que reclamaban esas

multitudes.Esas multitudes vuelven a re-

unirse, las reprimen y ya, porque no hay

partidos políticos, no hay organizaciones

que estén sosteniendo desde atrás. Hoy

estamos enfrentando la transición entre

una forma organizativa que es espacial y

territorial a otro tipo que es mucho más

lábil, que se puede caer tan fácil como se

cae internet.Un día quedaste sin sistema.

¿Qué pasa con la oposición en Ar-

gentina, con ese sistema que tiene que

sostener, darle contención a los movi-

mientos para que no se disuelvan?

-Entre los partidos políticos están los que

responden a un esquema tradicional más

clásico y los de un sistema imperfecto,

como se diría del argentino.Cuando digo

un esquema clásico me refiero a aquellos

donde está muy claro que son partidos de

origen ideológico, que tienen claras op-

ciones de clase. Esto en América Latina

lo tienen Chile y Uruguay. No lo tiene

Brasil. En Argentina es un sistema im-

perfecto porque el peronismo comenzó

siendo un partido de clase obrera y cla-

se media baja y luego se expande, como

se llama en Estados Unidos, “catch all

party”: tenemos peronismo reaccionario

como el de Menem, peronismo más sen-

sible a la distribución como puede haber

sido la primera etapa de Kirchner, pero

sea como sea el esquema de los partidos

tienen muchas dificultades en un vínculo

y un diálogo en la organización de estos

movimientos sociales. Los partidos tra-

dicionales pueden armar pactos porque,

aunque sus contenidos ideológicos y so-

ciales sean diferentes, tienen estructuras

que son asimilables. Por eso la Concerta-

ción funciona en Chile. Además de que

en Chile los pactos se cumplen; acá no.

En Argentina hubo dos grandes parti-

dos, el Radical y el Justicialista, hoy ya

queda uno solo: el Radical es un partido

en estado de desmembramiento, no fun-

ciona toda esa esfera de pactos que hace

posible otra política.

A un año de las elecciones presiden-

ciales, ¿cómo ve el kirchnerismo hoy?

-Personalmente creo que si el Partido

Justicialista (PJ) gana las próximas

elecciones se va a rearmar ese partido.

Creo que son ilusiones de los kirch-

“El hecho de que el Estado

financie con dineros públicos,

con publicidad y con inversión

directa, medios políticos,

está mal desde el punto de

vista de una perspectiva

democrática; el Estado no

debe usar dineros públicos

para financiar propaganda

política de un partido”