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El Paracaídas / Nº 5 enero 2015
neristas pensar que van a seguir siendo hegemónicos. Eso
me parece completamente improbable. El PJ tiene mucha
experiencia en rearmarse alrededor de distintas alternativas
políticas. Cuando hubo que fundar el Estado de Bienes-
tar ahí estaba Perón haciendo uno a la criolla, desprolijo.
Cuando en América Latina vino el auge revolucionario ahí
estaba una importante zona del justicialismo comprometi-
da; cuando viene la revolución neoliberal
ahí lo tenían a Menem para que hiciera la
revolución neoliberal y la liquidación de la
Argentina que había quedado del peronis-
mo anterior. Es un partido con una larga
experiencia de reacondicionamiento: los
que hoy parecen los más fieles escuderos
parlamentarios de Cristina fueron fieles
escuderos parlamentarios de Menem. No
son otras personas, son ellos, con esos ape-
llidos. Entonces yo creo que es una ilusión
del kirchnerismo pensar que van a tener
hegemonía y sobre todo el unicato de la
voz que ha acentuado Cristina, no tanto
Néstor; Néstor era más dado a hablar con
los sindicatos, con los representantes socia-
les, a una apertura. Cristina es el unicato
absoluto. Pienso que eso se termina si gana
el PJ y si pierde, con mayor razón. Es decir,
de cualquier manera se termina.
EDUCACIÓN Y
SOCIEDAD PLEBEYA
¿Qué pasa con los populismos en América Latina?
-Yo veo diversos tipos de populismo en América Latina.
Uno no podría decir que Evo Morales y Maduro son igua-
les. Hay populismos con tendencias más democráticas y
otros con tendencias centralistas y autoritarias. En el caso
de Chile tiene que ver con la organización nacional chilena
del siglo XIX que es temprana y que la hace una elite liberal
con esta consigna: juntos pero no mezclados. Esa es la con-
signa no populista, la consigna no sociedad plebeya. Mien-
tras que uno podría decir que sociedades como la argentina
se construyen con la consigna “no sabemos si juntos; ahora,
mezclados siempre”. Que es lo que construyó una sociedad
plebeya en Argentina.
¿En qué consiste esa sociedad plebeya?
-Es una sociedad donde cualquiera le puede decir cualquier
cosa a otro en la calle. Lo cual no quiere decir que no haya
enormes diferencias sociales y de riqueza; lo que quiero decir
es el tono de la sociedad. Cuando yo voy a Chile o a Brasil,
extraño el tono plebeyo de la sociedad argentina. Que a veces
una dosis de populismo haga que una sociedad sea más transi-
table en la vida cotidiana, sí, esas son diferencias argentinas sin
duda, pero yo no le aconsejaría a nadie una dosis de populismo
porque después es el resultado que vamos viendo. Las socieda-
des son más democráticas cuando hay mejor distribución de la
riqueza y de los bienes públicos, no necesa-
riamente en la conexión de la vida cotidiana.
Aunque de todas maneras, uno diría que una
sociedad es más democrática cuando es más
plebeya, en términos culturales.
¿Cómo vio las movilizaciones sociales en
Chile desde el 2011, particularmente las de
los estudiantes? Esas banderas las tomó la
Concertación, hoy llamada Nueva Mayoría,
y comenzó una reforma educacional. ¿Cómo
interpreta este tránsito chileno?
-Uno diría que en Chile era efectivamente
la marca de un retraso, una asignatura pen-
diente. La educación es muy cara en Chile
y es muy desigual si las consignas que co-
menzaron a llevar los estudiantes después
bajaron a la sociedad. Eso tiene que cambiar.
Una sociedad no puede avanzar en términos
democráticos cuando la educación en una
sociedad que no es riquísima, no es Estados
Unidos, requiere de que quienes estudian o de sus familias o de
quien sea, la inversión que requiere. Sin duda ese es un escalón
democrático que, de nuevo, si uno lo compara con Argentina,
uno ve cómo la Argentina creó sus condiciones de sociedad
plebeya porque la educación universitaria fue gratuita desde
comienzos del siglo XIX. La rama materna de mi familia es
un ejemplo que es muy difícil de encontrar en Chile en las
fechas en que sucedió. Mis abuelos llegan como inmigrantes
analfabetos y sus hijos son abogados y directoras de escuela.
Eso en Chile no existe.
Lo que pasa es que eso en Chile se acabó con la dictadura. La
educación si fue gratis en algún momento.
-Eso es cierto, pero lo que tiene también Chile es un carácter
muy estratificado de la sociedad. La Argentina no estuvo tan
estratificada en las capas medias. Eran historias de inmigrantes
que tienen hijos universitarios que es muy difícil encontrar en
Chile.Tampoco en Brasil. Sí en Uruguay y en Argentina.
De hecho, ahora que se está discutiendo la reforma lo que
más sorprende es cómo empieza a surgir el pataleo donde
“Hoy estamos
enfrentando la transición
entre una forma
organizativa que es
espacial y territorial a
otro tipo que es mucho
más lábil, que se puede
caer tan fácil como se
cae internet. Un día
quedaste sin sistema”