Universidad de Chile y su aporte al
desarrollo artístico cultural del país
UNA HISTORIA
DE ÉPOCAS
DORADAS,
TROPIEZOS
Y DESAFÍOS
PENDIENTES
“Gobernar es educar” era el famoso lema del Presidente Pedro Aguirre Cerda. Comenzaban los años
‘40 y la Casa de Bello respondía haciéndose parte del modelo desarrollista del mandatario. Con plena
convicción de su rol público, surgieron bajo la conducción del Rector Juvenal Hernández las líneas
fundacionales del arte nacional: la Orquesta y el Coro Sinfónicos, el Ballet Nacional Chileno, el Teatro
Experimental y los Museos de Arte Contemporáneo y de Arte Popular Americano. De su aporte y el
desafío de leer su rol en una sociedad tan distinta a la de los años ‘40 se tratan las siguientes páginas.
POR SOFÍA BRINCK Y NATALIA SÁNCHEZ
FOTOS FELIPE POGA / SUBCOLECCIÓN INSTITUCIONAL, COLECCIÓN ARCHIVO
FOTOGRÁFICO, ARCHIVO CENTRAL ANDRÉS BELLO, UNIVERSIDAD DE CHILE.
Fueron años difíciles. El país se sacudía con las no-
ticias de una guerra que volvía a azotar los cuerpos y
las mentes, separando el mundo en dos polos de pen-
samiento enfrentados en las armas. Es en este contexto
que la visión de dos hombres radicales sobre el con-
cepto de desarrollo de la nación da curso al rol prota-
gónico de la Universidad de Chile. Se trata de Pedro
Aguirre Cerda y Juvenal Hernández, quienes desde sus
trincheras al mando del país y la universidad pública
estatal decidieron crear una nueva institucionalidad
para un sector históricamente relegado, las artes.
La ley 6.696 de 1940 creó bajo el alero del Estado el Ins-
tituto de Extensión Musical (IEM) con el mandato de
la formación de una Orquesta Sinfónica, un Coro y un
Cuerpo de Baile, los que debían fomentar la creación de
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Nº4 2017 / P.P.