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Una cosa es el rol público

y otra cosa es la educación

pública. La Universidad Católica o la Universidad Austral

cumplen un rol público, pero la UC está constreñida

a lo que el arzobispo quiere. En la Universidad de

Chile no tenemos arzobispo, o sea, nos debemos

al país. Tenemos la obligación de actuar sin un

recetario y eso es mucho más difícil, pero

también mucho más rico intelectualmente”.

Un tema polémico sobre la nueva

Constitución apunta hacia la con-

sagración de ciertos derechos. De he-

cho, el ex Ministro Cristián Larroulet

presentó un análisis -criticado por su ri-

gurosidad metodológica- donde decía que

a mayor cantidad de derechos, más pobre es

el país…

Un primer consenso social es establecer cuáles

son derechos y cuáles no. Por ejemplo, si la sociedad

decide que la educación es un derecho, deja de ser una

mercancía; si en cambio decide que con ella se puede lu-

crar, es un bien de consumo. Si la pregunta es cuántos de-

rechos se van a establecer en una nueva Constitución, hay

diversas formas de definirlo.

Siguiendo con su ejemplo de la educación, ¿se puede con-

sagrar a la educación de calidad como un derecho sin ge-

nerar una tensión que podría llevar a su judicialización?

No hay que temer a la judicialización. Es una palabra

con una carga negativa, pero significa, institucionalmente,

que aquellas cosas que los ciudadanos no logramos resolver

por el diálogo directo, las resuelve un tercero, un juez. Por lo

tanto, si a alguien se le niega el derecho a una educación de

calidad puede recurrir a la justicia. Eso no significa que nos

vayamos a convertir en el gobierno de los jueces.

La educación pública como derecho

Entonces, ¿es posible que la educación pública tenga un

lugar en la nueva Constitución?

Eso se está discutiendo actualmente en la reforma a la

Educación Superior. Creo que la educación pública tiene

que estar instalada en un sitio constitucional. Es muy im-

portante que el país tenga una educación pública de calidad

en todos sus niveles. Eso no significa que todas las escuelas

y universidades pasen a ser públicas. Significa que dentro

del sistema educacional existan instituciones públicas que

promuevan una educación laica que mire exclusivamen-

te al país. Por el contrario, un colegio católico puede ser

muy bueno y respetable, pero evidentemente su objetivo

principal es plasmar los principios del catolicismo. Pasa lo

mismo con una escuela ligada a la Masonería. La Iglesia

Católica o la Masonería tienen el derecho de tener co-

legios, pero deben existir instituciones educacionales

sin más objetivos que producir el conocimiento que

requiere el país.

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Nº2 2016 / P.P.