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Diciembre 2015 - Enero 2016 / Nº 13 / El Paracaídas
humanidades, la ciencia y las ciencias
sociales, entre otras disciplinas, con-
templando las diferentes perspectivas
sobre el quehacer, formación e inves-
tigación educativa, integrando además
los proyectos vinculados a educación
de otras unidades que han comenzado
a trabajar en esta materia, como la sa-
lud y la comunicación.
“La Universidad de Chile es rica en sa-
beres, capacidades y motivación por la
búsqueda de respuestas. Cuando éstas
no se limitan a un solo ámbito discipli-
nar sino que abarcan diversas miradas
y modelos, las posibilidades de generar
ideas y soluciones relevantes se multi-
plican y potencian”, destaca sobre este
punto la Vicerrectora de Asuntos Aca-
démicos, Rosa Devés, en sintonía con
Alejandra Mizala, directora académica
del CIAE, para quien esta “diversidad
de miradas fortalece el aporte de la
Universidad al país”.
Pero ese aporte que históricamente
hizo la Universidad fue mermado con
la pérdida del Instituto Pedagógico en
1981, cuando la U. dejó de administrar
los predios de José Pedro Alessandri
con Eduardo Castillo Velasco, espacio
donde se forjó gran parte del pensa-
miento pedagógico y las perspectivas
educativas del país.
“Yo creo que, en una mirada histórica,
se podría afirmar que la separación del
Instituto Pedagógico de la Universidad
de Chile no es una acción separable de
lo que fue un propósito mucho más am-
plio de debilitar la educación pública en
el país”, explica el director del DEP, Er-
nesto Águila, sobre el duro proceso que
significó para la U. y para el país esta
pérdida, representada en el deterioro del
rol del Estado en la educación y eviden-
ciada en que en 1990, tras el retorno a
la democracia, el gasto público en edu-
cación llegó al 28 por ciento de lo que
había sido en el año 1972.
Sobre este punto, Iván Núñez,
Premio Nacional de Edu-
cación 2015, recuerda lo
que fue la Universidad
de Chile para el siste-
ma educacional hasta
1981: “Era un foco,
la columna vertebral,
no sólo en el sentido
que producía profe-
sores para la educa-
ción secundaria, sino
que producía también
otros especialistas que
requería el sistema educa-
cional, como orientadores, y al
mismo tiempo hacía investigación”.
Trece años después, la U. pudo recon-
figurar los esfuerzos en esta línea tras el
quiebre del “Peda”, a partir de uno de
los primeros movimientos coordinados
en favor de la recuperación de su rol
en este ámbito: la creación en 1994 del
Programa de Investigación en Estudios
Pedagógicos (PIEEP). Dependiente de
la Facultad de Filosofía y Humanida-
des, esta unidad dio origen al grado aca-
démico de Licenciatura en Educación
Media y el título de Educación Media
en las Asignaturas Científico-Huma-
nistas con Mención y se convirtió el año
2000 en el Centro de Estudios Peda-
gógicos, adquiriendo en 2007 el grado
de Departamento. La Universidad de
Chile retomaba su rol histórico en el
mundo educativo.
El PTE “posee un objetivo implícito
que tiene que ver con que gracias a ese
conjunto de experiencias se pueda entender
la educación como un ámbito complejo y
no solamente desde una perspectiva”,
asegura Roberto Aceituno.