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Nº 8 junio 2015 / El Paracaídas
D
iana Navarrete, artista visual de 32 años, le es fiel a un
estilo de vida sustentable que por estos días la tiene de
regente en un mercado orgánico del Barrio Lastarria.
Diana también es parte de una guardería comunitaria
en el Barrio Yungay donde los vecinos se turnan para cuidar a
sus propios hijos en un playgroup donde asiste su hijo Amaru.
Diana se pasa una mano por el brazo izquierdo y se jacta de no
tener la marca de la vacuna BCG contra la tuberculosis, aun-
que sí las otras. Su hijo de dos años tampoco ha sido vacunado
desde que nació por parto natural en la tina de la casa.
-Siempre tuve claro que no lo iba a vacunar. Desde antes
del embarazo he estado investigando sobre los efectos de las
vacunas, los males que provocan y el manejo que hacen de
la población para administrar a los niños remedios que no
necesitan. Hay casos graves de autismo y de extrañas secuelas
que son particulares para cada vacuna- dice la artista que se
ha instruido a través de internet, documentales y pediatras
antivacunas, cada vez más cotizados.
La minoría creciente a la que pertenece Diana Navarrete
corresponde a una parte de la población que se considera
a salvo de enfermedades legendarias de las que apenas han
oído hablar a sus abuelos. Actualmente, en Chile hay médi-
cos que nunca se han encontrado en persona con un caso de
sarampión en toda su carrera gracias a las políticas chilenas
de vacunación que prácticamente han erradicado estos males
de la literatura médica. Así, una cuarentena sanitaria por ca-
sos de tuberculosis, viruela o rubéola nos llega a través de las
vistosas caricaturas de los años ‘50. Por este motivo virólogos
y epidemiólogos coinciden en que hoy en día las vacunas son
víctimas de su propio éxito sanitario.
Desde que los grupos antivacunas internacionales relacionaron
el mercurio presente en las vacunas con degeneraciones neuro-
lógicas a fines de los ‘90, la paranoia se ha hecho perceptible.
En el caso de la BCG, el Programa Nacional de Inmunizacio-
nes (PNI) del ministerio de Salud, detectó el 2012 una baja
desde el 99,5% en la cobertura de vacunaciones suministradas
a la población infantil a un 91,2% respecto al año anterior. Por
su parte, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) registró
que el alcance de la vacuna tres vírica (sarampión rubéola, pa-
rotiditis), caía 2 puntos desde el 2008 a un 90,6% el 2012.
¿Es esto un riesgo relevante para la población? El concepto
“inmunidad de rebaño” considera que cuando un grupo está
protegido contra una enfermedad es altamente improbable
que alguien se contagie, incluso si no estuviera inmunizado.
Ante un eventual brote de sarampión en Chile, por ejemplo,
la transmisión del virus se interrumpiría quedando prote-
gidos incluso los no vacunados ya que los nuevos casos no
tendrían cerca a personas susceptibles a las cuales trasmitir la
enfermedad. Sin embargo, este escudo colectivo existe cuan-
do un rango del 92% al 95% de sus miembros está vacunado
contra la enfermedad. Es decir, Chile está peligrosamente por
debajo de ese umbral.
María Paz Bertoglia, Magíster en Epidemiología y bioesta-
dísticas de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de
Chile, cree que estas cifras son un riesgo importante. Mien-
tras algunos padres rechazan la vacuna por una decisión
personal, otra parte de la ciudadanía está expuesta por otros
factores que escapan a su control. “Hay poblaciones que por
su edad no pueden recibir las vacunas y otras que presentan
reacciones alérgicas a algún componente. También cuando
han sido trasplantados con órganos sólidos o tienen com-
prometido su sistema inmunológico por cualquier motivo
son más susceptibles a las enfermedades y dependen de la
inmunidad de rebaño para no adquirir enfermedades inmu-
noprevenibles”, explica.
Más duro es el doctor Luis Avendaño, académico del progra-
ma de Virología del Instituto de Ciencias Biomédicas de la
Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y miembro
del Comité Asesor de Vacunas del ministerio de Salud. Su
larga experiencia le ha mostrado la piel descamada por ac-
ción del sarampión y las lesiones bucales de las manchas de
Koplik características de la enfermedad en décadas pasadas,