Arte en la Chile - N°1 - page 6

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Arte en la Chile
Revista de la Facultad de Artes
REPORTAJE
A comprar gas
E
ra 1974 y un joven Eugenio Sando-
val se incorporaba a la Facultad de
Artes. Sandoval se une a una insti-
tución intervenida y con una comunidad
diezmada. No era el mejor escenario pero
este fue el primer paso concreto para ir
dejando atrás una traumática experiencia.
La mañana del 11 de septiembre de
1973 sintió balazos y explosiones.
Decidió no ir a su trabajo. En ese en-
tonces se desempeñaba como pro-
fesor primario en el colegio Alborada.
De puro curioso salió en bicicleta ha-
cia avenida Santa Rosa para enterarse
de lo que pasaba. Dijo a su madre que
iba a comprar gas. Llegó y se encon-
tró con una gran balacera. Se devol-
vió, pero una micro de carabineros lo
interceptó y lo detuvieron junto a otras
personas. Los llevaron a la sede de las
Juventudes Comunistas y tras allanar
el lugar todos quedaron detenidos con
un parte común que indicaba militancia
en ese partido. Ese día comenzó un
extenso recorrido por distintos centros
de detención, terminando en el Estadio
Nacional, donde estuvo cuatro meses.
Se le quiebra la voz al recordar esas
eternas jornadas en las que asegura
“haber sentido la muerte muy cerca”. No
tenían agua para asearse y sorteaban el
frío con una frazada que les dio la Cruz
Roja. Los días eran largos y él siempre
mantuvo la preocupación por su familia.
No tuvo novedades de ellos hasta varios
meses después. Aquel momento lo re-
cuerda como uno de los mejores de ese
período. “Un día de esos venía del baño
y me puse a mirar hacia la calle Grecia.
Ahí se juntaban a diario las familias en
busca de novedades de los suyos. Ese
día miré y vi a mi mamá, a mi papá y a
mi hermano. Habían pasado más de 3
meses sin saber de ellos. Mi mamá me
había hecho una boina de lana y co-
mencé hacerle señas con ella y mi papá
me vio”. Lamentablemente ese instante
fue interrumpido por un golpe en la ca-
beza que le dio un gendarme. “¡Llegué
a ver estrellas! Pero daba lo mismo”.
Siguió detenido cerca de un mes más,
pasando el tiempo en labores como
repartir pan o cortar el pelo. Un día
escuchó su nombre por alto par-
lante, señal del fin de su encierro.
Salió con un poco de dinero conse-
guido por su trabajo como peluquero
y lo primero que hizo fue “pasar a co-
merme un churrasco con leche con
plátano. De ahí me fui hasta una pas-
telería y le compré unos pastelitos a
mi mamá y a mi hermana porque se
habían celebrado las Marías”, relata.
Después partió a su casa. Se bajó de la
micro y vio que su familia se subía a otra
para dirigirse al estadio a tratar de con-
seguir novedades suyas. Les gritó y rá-
pidamente se bajaron y se fundieron con
fuerza en un abrazo bien apretado.
Eugenio Fierro, Julio Ortíz y Eugenio Sandoval, funcionarios de la Facultad de Artes,
recordaron cómo vivieron el 11 de septiembre de 1973.
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