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PRÓLOGO
Ricardo Hormazábal nos regala en estas páginas un recuento de hechos políticos del
período 1970-1973, basado en sus recuerdos unidos a una particular interpretación
de los mismos. Su propósito no parece ser sólo el de colaborar a reconstituir una
parte importante de la historia política chilena contemporánea apoyado en la
descripción de eventos vistos desde su ángulo de actor privilegiado. Más allá de eso,
el autor desea establecer una esclarecedora distribución de responsabilidades sobre
los dramáticos desarrollos que el país experimentó a partir de 1970. Su más
convencido y ulterior fin es el de reelaborar una visión de la historia política que
permita cimentar el futuro de la coalición de partidos que conforman la
Concertación, sobre la base de un entendimiento más o menos común de un pasado
en que primaron disensos profundos y se construyeron barreras significativas al
diálogo y la colaboración. La historia del período 1970-1973 se ha ido
reconstituyendo por pedazos y bajo la influencia de miradas ideológicas
generalmente incompatibles, sin constituirse aún la visión integral que requiere el
afiatamiento de una coalición permanente de partidos que sostiene como uno de
esos propósitos la conquista de la democracia política, valor que estuvo justamente
al centro de la controversia en la época señalada. Dado que el recuerdo de los 30
años del golpe militar ha contribuido a generar nuevas fisuras en ese mundo diverso
de partidos con muy distinto origen y composición social, el autor pretende
establecer con meridiana claridad la participación efectiva de la Democracia
Cristiana en acciones que pudieron haber apoyado o conducido al golpe militar. A
partir del esclarecimiento de la historia se puede crear, en la convicción que reflejan
las ideas del autor, una alianza más estable y poderosa que aquélla afectada por la
influencia de una visión histórica parcial que genera múltiples y sostenidas
desconfianzas.
La tesis fundamental que desarrolla esta obra es que la Democracia Cristiana jugó
un rol activo como oposición al gobierno de Salvador Allende, pero con profunda
lealtad al sistema político basado en la democracia representativa. Al mismo tiempo,
y procurando apartarse de las doctrinas liberales en lo económico y conservadoras
en lo político, postula que nada hubo más lejano en la dirigencia de la Democracia
Cristiana que la versión “golpista” que innumerables observadores le han atribuido.
El trabajo de Hormazábal es un testimonio histórico importante, ya que él ha
constituido desde siempre una persona con credibilidad como demócrata, y la
suficiente valentía como político para plantear sus verdades con vehemencia y total
transparencia. Debe, por lo tanto, ser recogido como un testimonio legítimo y
valioso, junto a una interpretación válida sobre los eventos que se analizan. Más allá
de toda otra consideración, éste es un documento que revela que tras el golpe de
estado hubo otra suerte de influencias que fueron ganando adeptos en el propio
partido al que pertenecía y pertenece el autor, y que estaban mucho más allá de las
propias opiniones y negociaciones formales partidistas que pudieron haber
cambiado el giro de los eventos políticos. Quizás si una acción más decidida y
convencida sobre los riesgos de jugar a la defensa de la democracia vulnerando sus
bases fundamentales hubiese logrado cambiar el resultado que reporta la historia.
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