Palabra Pública - N°12 2018 - Universidad de Chile

llegada al poder de Bolsonaro es culpa de los evangéli- cos y no es, porque el rol de las iglesias católicas en los procesos de de- democratización en América Latina y Europa ha sido gravitante y un claro ejemplo de ello son las famosas cruzadas contra la ideología de géne- ro, que hoy está compartida porque la propagación es súper ecuménica: la cruzada contra la ideología de género es una creación del Vaticano, pero eso está os- curecido. En Brasil están diciendo todos que la culpa es de los evangélicos. Sí que ellos tienen un rol sin duda importante, pero está sirviendo como cortina de humo para el problema central de los sectores con- servadores de la iglesia católica. - Al mismo tiempo que se da un avance en las ca- pas económicas bajas, donde el Estado no existe, no asegura derechos, y donde la iglesia católica de base ha sido desmantelada, el poder evangélico y de derechas –en América Latina como foco ahora- co- mienza a penetrar otras capas. Sí, claro, quienes ofrecen servicios son los evangéli- cos y hay que considerar que en Colombia, Costa Rica y sobre todo en Brasil ha habido un avance importante del evangelismo en las clases medias. Apelan a la liber- tad de expresión y esa estrategia de autodenominarse como organizaciones seculares viene inspirada desde Estados Unidos. - ¿Y dónde quedó la izquierda de América Latina para ti? Este auge de la ultraderecha y el neofascis- mo tendría un anclaje en que al disputar prácticas y discursos, la izquierda se alejó del pueblo, la co- rrupción la alcanzó y hoy la rearticulación se com- plejiza porque hay quienes se apuran en denostar la representación partidista, cuando los partidos se hacen cada vez más necesarios para encauzar esa disputa. ¿Qué le toca a Brasil? Se nos fue de las manos decirle a la sociedad que sí hemos cometido errores porque eran más que evi- dentes. Claro que hay corrupción, siempre hubo, pero cuando uno llega al poder jurando que no va a ser corrupto, hay que cumplir, porque la gente lo escuchó y la gente se acuerda. Lo que ha hecho el Partido de los Trabajadores en Brasil ha sido prote- gerse, proteger a Lula. Entonces estamos en el ciclo más corto, en el mundo, de esa secuencia con los procesos de-democratizantes, que se dan tanto des- de el actuar de la izquierda como el de la derecha, y ocurre desde ese 11 de septiembre, el momento en que se dobló algo. - ¿Qué pensaste ese día? Yo recuerdo perfecto que muchos y muchas nos dijimos “aquí cambia la his- toria” y algo se trizó. Sí, algo cambió. Un cambio de época que he sentido también con la caída de los muros, que no es racional y es que tú crees que pasa algo, es un quiebre. En seguida viene la elección de Erdo- gan y Bush, que hoy día son como los íconos de la autocracia. Empieza la derechización en Polonia y Hungría, vienen los golpes; antes de eso tenemos a Daniel Ortega en Nicaragua, que hace un acuerdo con lo peor de la iglesia y de la derecha para volver al poder, vendiendo el aborto, ¿no? Y termina con la tragedia; es para decir que no son sólo los golpes de la derecha. Está Venezuela, que empieza a tener crisis, ahí viene Honduras y Hungría. A esa altura Putin está consolidado y ahí viene todo el ciclo que en otro momento es la Primavera Árabe. Una pri- mavera que termina con dictaduras, pero acaba en guerras, Estados Unidos interviniendo, nuevas dic- taduras elegidas en las urnas. En Francia, Alemania, Suecia avanza la extrema derecha. Eso es como una cadena, un dominó que sigue cayendo. “En el imaginario está que todo lo que está pasando con la llegada al poder de Bolsonaro es culpa de los evangélicos y no es, porque el rol de las iglesias católicas en los procesos de de- democratización en América Latina y Europa ha sido gravitante y un claro ejemplo de ello son las famosas cruzadas contra la ideología de género”. P.46 P.P. / Nº12 2018 / Dossier

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=