Palabra Pública N°16 2019 - Universidad de Chile

gevidad. Por ende, no era posible que los trabajadores autofinanciaran sus pensiones por sus propios medios. Segundo, el sistema jamás se adaptó a las características del mer- cado de trabajo chileno y ha sido in- capaz de generar incentivos o superar las limitaciones para que los trabajado- res independientes, aquellos a honora- rios, con subcontratos y los trabajado- res informales coticen en el sistema. Tercero, el sistema ha carecido de legitimidad en tanto los dueños del ahorro previsional —que son los trabajadores— no tienen ninguna injerencia en la administración de sus fondos. Deben aceptar las regulacio- nes y supervisiones del gobierno y la gestión de las administradoras de fon- dos de pensiones, donde no tienen representantes en los directorios. Finalmente, al sistema le faltan piezas. Omite la realidad de toda una generación que ya vivió su ciclo de vida activa sin haber ahorrado lo “El mercado no vela por la protección social. No provee los servicios en cumplimiento de los derechos sociales de aquellos habitantes del país que no tienen la capacidad para comprarlos”. suficiente. Esta generación debió pagar el costo de la transición. Además de fi- nanciar sus pensiones, debieron financiar con sus impuestos aquellas de quienes permanecieron en el sistema antiguo y las de las Fuerzas Armadas. Es la misma generación que sufrió las consecuencias de la crisis de la deuda por el mal ma- nejo económico de las autoridades y debió laborar en programas de empleo de emergencia (PEM) y en programas de ocupación para jefes de hogares (POJH). En definitiva, una generación que merece la construcción de un pilar. Uno que los compense mediante ingresos generados hoy, un pilar de reparto solidario y redistributivo, no puramente asistencial. La situación en Chile debiera servir de lección al mundo. El mercado no puede suplir a la seguridad social y el desarrollo no puede prescindir de ella. El mercado no implementa solidaridad, es miope, y en el caso chileno, dominado por industrias lucrativas que no se ocupan de la gente, no provee los mecanismos públicos para derechos sociales si estos no se expresen en capacidad de compra. Respecto al sistema previsional chileno, haberlo dejado en manos del mercado y una regulación inapropiada, descuidó sus parámetros, su necesaria adaptación a las diferentes condiciones laborales de los trabajadores, su legitimidad y su capa- cidad de redistribuir y compensar. Existen argumentos suficientes para ir en rescate de la seguridad social en Chile. ANDRAS UTHOFF Doctor en Economía de la U. de California en Berkeley. Ha integrado las comisiones Marcel y Bravo y ha sido asesor regional en temas de desarrollo financiero, empleo y protección social en organizaciones como OIT y Cepal. Es académico de la Facultad de Economía y Negocios de la U. de Chile Milagros Abalo 85

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