Palabra Pública N°16 2019 - Universidad de Chile

CLAUDIO NASH Doctor en Derecho, académico de la Universidad de Chile y coordinador de la Cátedra de Derechos Humanos de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones “La crisis de DD.HH . que vive el país desde el 18 octubre no es un paréntesis histórico lamentable e inexplicable, sino que es la consecuencia del proceso de degradación del acuerdo sobre derechos fundamentales en Chile”. “El proceso de degradación de la centralidad de los DD.HH . que se ha dado en nuestro proceso posdictadura ha tenido su expresión más brutal en la violencia ejercida por el Estado contra la población movilizada en 2019”. puestas efectivas que permitieran prevenir la actual crisis. Algunos ejemplos pue- den ser de utilidad para aclarar el punto. Un primer ejemplo es la violencia constante y creciente contra el pueblo mapu- che. La militarización de la respuesta estatal ante sus demandas tuvo su expresión más evidente en el asesinato del comunero mapuche Camilo Catrillanca y la tor- tura de un niño de 15 años que lo acompañaba. En este caso concurren los prin- cipales elementos que hoy aquejan al país: fuerza desmedida y criminal por parte de Carabineros, intentos destinados a ocultar la verdad de lo sucedido, creación de un ambiente que permitiera la impunidad, falta absoluta de responsabilidades de mando y políticas. Un segundo ejemplo es la creciente violencia en contra del movimiento estu- diantil secundario ante demandas de mejoras en materia de calidad de la educa- ción. Durante todo el 2019 se llevó a cabo un verdadero laboratorio de lo que ha sido la respuesta social ante la legítima protesta ciudadana: énfasis en los hechos de violencia, uso indiscriminado de la fuerza represiva (uso de gas lacrimógeno, violencia física, psicológica y sexual), afectación del derecho a la educación e in- capacidad de aislar y sancionar a quienes incurrían en actos violentos. Finalmente, una muestra de cómo se horadó el acuerdo del Nunca Más son los retrocesos en el ámbito de la justicia transicional. Si bien el país había podido avan- zar en materia de verdad, la justicia comenzó a abrir profundas grietas por donde la impunidad fue consolidándose, y, lo más grave, se dio amplio espacio a discursos que buscaban justificar o contextualizar las graves violaciones a los DD.HH. ocu- rridas en dictadura. En este escenario ya no parece ni tan extraordinario ni tan inexplicable que la respuesta frente a las movilizaciones ciudadanas diera paso a un cuadro de graves, masivas y sistemáticas violaciones de derechos humanos. ¿Es posible que el acuerdo parlamentario para iniciar un proceso constituyente sea un punto de inflexión para los DD.HH. en Chile? La respuesta a esta pregunta dependerá de tres cuestiones: la respuesta ante las graves violaciones de estos; el rol que cumplan en el procedimiento del nuevo acuerdo constitucional; y, sobre todo, la forma en que estos derechos serán incorporados en la Constitución. En primer lugar, frente a las violaciones de DD.HH. que se han producido en Chile debe haber verdad, justicia e íntegra reparación a las víctimas. Chile no resiste un nuevo proceso de impunidad y olvido. Segundo, el proceso constituyente debe dar plenas garantías de expresión ciu- dadana (derecho de reunión y expresión), participación sin discriminación (medi- das de acción afirmativa respecto de grupos en situación de discriminación) e infor- mación completa, oportuna y veraz a la población para que esta decida y apruebe el nuevo texto constitucional. Finalmente, la legitimidad sustantiva del nuevo acuerdo constitucional estará dada por ciertos mínimos. La forma en la que la Constitución resuelva la rela- ción del derecho internacional de los derechos humanos con el derecho interno o los principios constitucionales que uniforman las bases de la institucionalidad son cuestiones esenciales para un diseño institucional basado en los DD.HH. Asimis- mo, hay temas en los que la Constitución no parte de una “hoja en blanco”, sino que tienen una base mínima en los compromisos internacionales del Estado (catá- logo de derechos y la protección de estos). Asimismo, se deberá resolver la forma en que los órganos del Estado estarán vinculados con la protección de los DD.HH ., aspecto que hasta hoy ha estado ausente de los diseños constitucionales del país. En definitiva, el proceso de degradación de la centralidad de los DD.HH. que se ha dado en nuestro proceso posdictadura ha tenido su expresión más brutal en la violencia ejercida por el Estado contra la población movilizada en 2019. El proceso constituyente, junto a la respuesta ante las demandas sociales, son una oportunidad para un nuevo pacto político y social que esta vez sí se sustente en un acuerdo pro- fundo sobre los derechos humanos. 83

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