Palabra Pública - N°12 2018 - Universidad de Chile

Sabemos que países como Alemania se dan a sí mismos mandatos éticos más densos y admiten restringir la libertad de expresión para proteger un bien mayor, el bienestar de la comunidad, asumiendo que los discursos de intolerancia y odio causan daño y tie- nen efectos políticos, sociales, reales. Estados Unidos defiende en general un sistema donde la libertad se erige como el derecho más robusto. La libertad de expresión puede cubrir in- cluso el derecho a realizar una marcha neonazi en un barrio de sobrevivientes de la persecución bajo Hitler –así ocurrió en un dictamen judicial. ¿Es posible demandar y defender el derecho a la libertad de expresión y al mismo tiempo restrin- gir o ignorar la manifestación de ideas que pro- mueven prejuicios de género, religiosos, raciales, ideológicos? ¿Es sensato expresar las ideas de grupos que, en última instancia, quisieran restringir para algunos la misma libertad de expresión -y otras libertades- que reclaman para sí mismos? El dilema no tiene respuesta, más bien nos exige tomar decisiones. Y en esas decisiones, a veces diarias, el periodismo está en la primera línea de fuego. ¿Existe temor en ciertos sectores de la población chilena a perder cupos, empleos, espacios o “iden- tidad” ante la inmigración? La popularidad del dis- curso anti inmigrantes así lo indica. ¿Existe inquietud ante las conquistas de grupos que buscan el reconocimiento de la diversidad sexual, de género, en la sociedad chilena? Las demoras en la aprobación legislativa de todas las leyes relacio- nadas así lo manifiestan. Son temas en la agenda. Y el periodismo, que la mayor parte del tiempo vive atrapado en la urgen- cia de sus decisiones diarias, debe definirse ante ellos a veces, minuto a minuto. Y en esas decisio- nes urgentes, muchas veces triunfa la opción más sencilla. La más simple de todas: ser el altavoz, voluntario o involuntario, de esos y otros temo- res, y de quienes los explotan por beneficios, por ejemplo, políticos. El miedo es audiencia segura. Las emociones fuer- tes –como las que articulan los heraldos del racis- mo o la xenofobia- llevan la promesa de la atención pública, uno de los bienes más escasos y preciados P.66 P.P. / Nº12 2018 / Dossier

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