Palabra Pública - N°12 2018 - Universidad de Chile

El nacionalismo, como ha dicho acertadamente Benedict Ander- son, es una comunidad imaginada y, por ende, la construcción de una identidad nacional es un proceso que llevan adelante sus propios forjadores. En ese punto, el movimiento mapuche ha sido un creador de nacionalismo e identidad que ha logrado avances en dos ejes: ha descendido el racismo y ha posicionado el nacionalismo mapuche como un marco de unidad movimien- tal. Faltaba, no obstante, un hecho para que ese “despertar” se articulara con las transformaciones estructurales que se forjaron a fines del siglo XX. Dicha coyuntura, que marcó el punto de ruptura en la transición democrática y en la historia mapuche, fue el incendio de los tres camiones de forestal Arauco a fines de noviembre de 1997. ¿Fue una década de despolitización la de los ‘90, como plantean algunos autores? ¿Despolitizó el neoliberalismo? ¿La matriz de consumo consumió a la ciudadanía en la comunidad “imagina- da” en Chile? Se generó un nuevo proceso de politización deri- vada de los cambios del nuevo milenio, a contrapelo del proceso nacional, y la década de los ‘90 fue de una intensa politización. Para la historia mapuche, estos cambios fueron direccionados ha- cia ese pasado preocupación de La Araucanía que plasmó Elicura Chihuailaf en Recado confidencial a los chilenos en 1999, reforza- do desde la arena urbana por José Ancan y Margarita Calfío, los que suscribieron una especie de manifiesto nacional: el retorno al país mapuche. Ellos mismos dieron cuenta de esta utopía por construir: la nación mapuche, el Wallmapu. En la medida en que el movimiento mapuche articuló su de- manda por autodeterminación en su crítica a la desposesión del neoliberalismo, en las tierras ocupadas por los colonos criollos se despertó la xenofobia adormecida por los 17 años de dicta- dura militar. Su explosión durante la Unidad Popular fue una tormenta que disfrazó su anti mapuchismo en su lucha anti co- munista a raíz de la Reforma Agraria que azotó Cautín en 1971. A nuestro juicio, en la medida en que el movimiento mapuche puso en el debate sus deseos de recuperación territorial con el de- recho a la autodeterminación y un discurso de carácter nacional, volvió la xenofobia de los conquistadores de las tierras mapuche. Abiertamente, los agricultores de La Araucanía que han forzado a la población mapuche a su éxodo, apropiándose ellos de ese territorio, han basado su discurso anti mapuche en el racismo, xenofobia y en un inicio disfrazado de anti comunismo. ¿Esto es solamente de la ciudadanía no indígena de La Araucanía? Para nada, los episodios de racismo en los estadios de fútbol en San- “En la medida en que el movimiento mapuche puso en el debate sus deseos de recuperación territorial con el derecho a la autodeterminación y un discurso de carácter nacional, volvió la xenofobia de los conquistadores de las tierras mapuche”. P.58 P.P. / Nº12 2018 / Dossier

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