Palabra Pública - N°12 2018 - Universidad de Chile

te un nuevo objetivo: el desmantelamiento de lo obrado por el Estado de bienestar, el modelo eco- nómico vigente en el mundo y en América Latina desde la gran depresión, y su sustitución por un mo- delo capitalista globalizado. Este desmantelamiento se debe a la crisis del capitalismo. Desde 1971, que fue el año en que Richard Nixon le puso fin en Es- tados Unidos al patrón oro para el dólar, a lo que se añadió en 1973 y 1974 un aumento de los precios del petróleo, las dificultades del capitalismo inter- nacional no han hecho otra cosa que multiplicarse. Entre 1982 y 1989 sobrevino la llamada “crisis de la deuda”, la que aun cuando impactó a los países lati- noamericanos principalmente, amenazaba interna- cionalizarse desestabilizando con ello a la totalidad del sistema; en 1997 se desató en el sudeste asiático el dominó de las devaluaciones, ominosas también para las operaciones del capitalismo, reproducién- dose a todo lo largo y ancho del globo terráqueo; luego se produjo el caos financiero de 2007, cuan- do Lehman Brothers fue el primero dentro de un grupo de grandes bancos estadounidenses que se de- clararon en quiebra; el de 2008, cuando se produjo el estallido de la burbuja inmobiliaria española; el de 2012-2013 en toda la eurozona, que dejó 24.7 millones de personas sin trabajo; así como el de 2015-2016, con una caída en picada de los precios de las materias primas, como los chilenos pudimos experimentar en el caso del cobre y los venezolanos, mexicanos y ecuatorianos en el del petróleo. Tales son sólo los hitos mayores de una curva descendente que ha durado más tiempo del que los capitalistas están dispuestos a tolerar. Dado este estado de cosas, ellos hacen lo que siem- pre han hecho en circunstancias análogas: se embar- can en una campaña de reacumulación del capital, expandiendo territorialmente sus operaciones hacia comarcas del globo que no habían sido incorporadas hasta ahora dentro de la órbita de sus actividades o que no lo habían sido suficientemente, al mismo tiempo que profundizan la capacidad de extracción de plusvalía al interior de las comarcas que se en- cuentran bajo su dominio (creación de nuevas nece- sidades, exacerbación del consumo, etc.). Por cierto, esta nueva coyuntura necesita para im- plementarse “científicamente” de una ortodoxia teórica, que es la que proporciona la ideología (ellos dicen “ciencia económica”) “neoliberal”, y los “ade- lantados” en la materia fuimos los chilenos. Tan ade- lantados fuimos que incluso la empezamos (la em- pezaron) a implementar antes de que el Consenso de Washington fijara las medidas que debían tomarse: disciplina fiscal, reordenación de las prioridades del gasto público, reforma tributaria, liberalización de las tasas de interés, tipo de cambio competitivo, li- beralización del comercio, liberalización de la inver- sión extranjera directa, privatización de las empresas estatales, desregulación para distender las barreras al ingreso y salida de productos, estimulándose de ese modo la competencia, y derechos de propiedad garantizados. En efecto: cuando los de Washington emitían estas recomendaciones, en 1989, en Chile ya se estaban realizando. A punta de bayoneta, es claro. El ladrillo , la biblia de los neoliberales chile- nos, se escribió y circuló confidencialmente durante el periodo de Allende y el líder de los Chicago boys , Sergio de Castro, fue designado asesor del Ministe- rio de Economía tres días después del golpe, el 14 de septiembre de 1973. En abril de 1975, mientras Pi- nochet se sacaba de encima por las buenas o por las malas a los últimos generales nacionalistas, de Cas- tro ascendió a ministro del ramo, cargo que ocupó hasta 1976 cuando el dictador lo sacó de Economía y lo puso en Hacienda, esta vez hasta 1982. Cada uno de estos ascensos del ínclito de Castro en la es- cala del poder fue acompañado por un crecimiento y una entronización mayor de los miembros de su equipo en el gobierno. En 1992, en el prólogo a una “Maquiavelo, para quien la política consistía en el logro y la retención del poder a no importa qué precio, era un fascista de tomo y lomo. Y de ahí en más”. P.49 Dossier / Nº12 2018 / P.P.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=