Palabra Pública - N°12 2018 - Universidad de Chile

(muy por el contrario, como se sabe, pues entonces no se habría creado el “Comando Jungla” o ya lo habría disuelto), ni de los agricultores. Me parece que en las condi- ciones actuales de ocupación de nuestro territorio es difícil que exista un programa semejante por parte del movimiento ma- puche. Nuestro pueblo ha resistido la vio- lencia con harta sabiduría, me parece. La violencia no la ha generado nuestra gente, eso está claro. Sus propuestas de paz están contenidas en sus demandas. Por eso digo: Para terminar con la violencia hay que ter- minar con la violencia. Y hacerlo -¡urgente- mente!, en aras de la paz- está en manos de quienes históricamente han impuesto y / o han avalado la violencia, empezando por el Estado de Chile y sus poderes Ejecuti- vo, Legislativo y Judicial. Y poner sobre la mesa el papel que han jugado los medios de comunicación. Desde el sector chileno –los medios, los políticos- se critica al movimiento ma- puche por su heterogeneidad; se dice que no hay quien los represente ni los unifique. ¿Es la heterogeneidad del mo- vimiento mapuche un problema? -Es que desconocen nuestra visión de mundo. Tienen que ponerse al día. Hace si- glos atrás el imperio español lo comprendió y respetó los consejos de ancianos en los que participaban representantes de las cuatro di- versidades del pueblo mapuche (pewenche, lafkenche, williche, pikunche) y posterior- mente parlamentó considerando las auto- nomías que representaban nuestros líderes, nuestros lonko. La diversidad del movimien- to mapuche hoy, lejos de ser un problema, es -me parece- una fortaleza que debiera inten- tar comprender la etnia chilena. ¿Qué tan vigente está la muralla de blanquidad de las familias chilenas más poderosas? ¿Qué pasa, en cambio, con nuestra morenidad? -Totalmente vigente. Los ladrillos de esa muralla, que son los conceptos uní- vocos que ellas han impuesto, siguen casi indemnes: desarrollo contra la naturaleza; legalidad que desconoce la legitimidad; salud que no considera el espíritu; histo- ria única (de la ¿aristocracia? chilena) sin madres de la “patria”, sólo con “padres de la patria”; educación enajenada (centrada antes en Europa y hoy en Estados Unidos); información eminentemente blanquizado- ra. La excluida morenidad, aunque debo “La diversidad del movimiento mapuche hoy, lejos de ser un problema, es -me parece- una fortaleza que debiera intentar comprender la etnia chilena”. P.8 P.P. / Nº12 2018

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