Palabra Pública - N°11 2018 - Universidad de Chile

Claudia Zaldívar, directora del MSSA detalla: “Como museo re- cibimos una subvención estatal de 477 millones anuales, que se des- tina casi por completo a contratos de personal, servicios básicos, mantención del edificio y queda algo para exposiciones. Mi decisión es poner el financiamiento en los recursos humanos, un equipo de buenos profesionales, y levantar fondos externos para nuestros proyectos. Por ejemplo, todo lo que es programación lo tengo que concursar a Fondart y a otras instancias”, asegura. Pese a las adversidades, las colecciones son monitoreadas por una conservadora profesional y están detalladas en el Catálogo Razonado del MMSA, publicación que por cierto, se financió mediante concurso. Muy crítica respecto al manejo de su sector, Zaldívar apunta que “se hace un gran esfuerzo desde los museos, pero esto no se ve reforzado por una política pública clara. En general son los profesionales de museos quienes, en cierta forma, están resol- viendo las carencias de la institucionalidad. Hay muchas luces en ese sentido, hay buenas instituciones con buenos equipos, pero existe la urgencia de realizar un diagnóstico del sector para levantar la Política de Museos. Hasta ahora el CNCA (actual Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio) ha mane- jado los fondos pero no ha fomentado el sector”. El nuevo ministerio habría intentado avanzar en esta causa con la implementación de las políticas sectoriales, un trabajo quin- quenal que reúne a agentes de cada área, con la idea de trazar una hoja de ruta. La Política Nacional de las Artes Visuales 2017-2022, sin embargo, no se ha traducido en mejoramien- tos, salvo potenciar las redes de museos regionales. De hecho, su diagnóstico corrobora la precaria situación: “Está la dificul- tad de traer a Chile muestras de arte de relevancia internacional por no contar con presupuestos para seguros ni la infraestruc- tura necesaria para la protección de las obras…Se deduce que hace falta un financiamiento estable de parte del Estado, de acuerdo a una política pública integral frente al sector”. El Museo de Arte Contemporáneo (MAC) tiene dos sedes, una en el Parque Forestal y otra en la Quinta Normal, reuniendo una colección de casi 3 mil obras. Anualmente recibe un pre- supuesto de 360 millones. Con eso se pagan los suministros básicos y salarios; el destino de las colecciones está sujeto a la au- togestión y, sorprendentemente, ha alcanzado un muy buen nivel: siempre están aumentando su acervo en base a donaciones; han abierto nuevos depósitos, las obras se embalan con los más exigentes estándares y tienen un fichaje acucioso gracias al Catálogo Razonado. Francisco Brugnoli, director del MAC, recalca: “Respecto a la co- lección, podemos dar seguridad de nuestro profesionalismo, nos ha felicitado gente de la Tate Gallery de Londres que nos visitó. Tenemos una sola conservadora, pues no hay presupuesto para un equipo; en el MAC hay falencia en todos los lugares de tra- bajo, estamos en un estado de abandono. Todo lo relacionado a la colección lo vemos a partir de proyectos, es gestión nuestra, ya sea Fondart, Banco Itau, o con el Senado, que les damos obras en préstamo a cambio de restauración que corre por cuenta de ellos. El MAC lleva el asunto con una dedicación tremenda; y es real- mente de película! pues según los últimos indicadores somos el museo más apreciado en Chile por el público general, todo gra- cias a un equipo de muy poca gente que es realmente milagroso”. Frente al problema, Brugnoli asegura que se está conversando mucho en los museos de qué manera las colecciones que perte- necen al Estado y son patrimonio de todos están debidamente resguardadas por ese Estado. “No hay que olvidar que Chile es un experimento económico neoliberal, donde se pusieron muchas cosas en manos priva- das, lo que no corresponde”, sentencia Brugnoli, quien anuncia para los próximos meses el final de un largo ciclo a la cabeza del MAC: “Anualmente hacemos un par de exposiciones de nues- tra colección y para el 2019 ya está programada la muestra de xilografía argentina, una donación que hemos restaurado para ser exhibida”. La Galería Gabriela Mistral (GGM) ha logrado reunir unas 200 obras, que abarcan un amplio espectro generacional, desde autores de gran trayectoria en el arte y la docencia a jóvenes que han destacado con propuestas sólidas. Con un presupuesto anual de 200 millones de pesos, la GGM destina un 30% a gestionar su colección, lo que implica puesta en valor, conserva- ción preventiva, seguros y restauración. Su directora, Florencia Loewenthal, define a esta sala con un perfil “abierto a la experi- Claudia Zaldívar apunta que “se hace un gran esfuerzo desde los museos , pero esto no se ve reforzado por una política pública clara. En general son los profesionales de museos quienes, en cierta forma, están resolviendo las carencias de la institucionalidad”. P.30 P.P. / Nº11 2018

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