Mapuche Nütram

47 Y cuando los patrones vieron que él comenzaba a frecuentar la casa, lo atrincaron. “’¿Por qué la viene a buscar?, ¿cómo la conoció?’, le hicieron todas esas preguntas y le pusieron una traba. Le dijeron: ‘la niña está a nuestro cargo y cualquier cosa que le pase, nosotros vamos a ser los culpables, porque ella es muy menor de edad’”. Así es que las reglas quedaron claras: Pedro la iría a buscar los domingo a las 14:30 y la tendría que ir a dejar a las 22 horas. Ni una hora más tarde. Y a las 21:30 ya estaban tomando el tranvía que iba por Irarrázaval. Pololearon ocho meses, antes de que ella dejara la casa, para formar una familia con él. Él le llamaba Paty. Tuvieron cuatro hijos: Pedro Alejandro, Patricia Isabel, José David y Sebastián Patricio. Adela recuerda bien cómo fue su partida de la casa de Ñuñoa, porque en vez de salir de vacaciones en enero, como lo hacía siempre, prefirió veranear con ellos y visitar a su madre en abril. “La señora se compró una casa en Quintero, ellos tenían plata, eran profesionales, si tenían hasta una citroneta... y cuando compraron el terreno, con una linda casa... ¡Entonces a mí qué me dijeron! ¡Me fui con ellos a la playa! Me fascinó la playa, me saqué un poco la ropa, me puse un shorcito , un traje de baño que la señora me compró, porque era muy amorosa, tenía su modista, entonces compraba en Tricot o compraba género no más y ella me mandaba a hacer la ropa, que me quedaba muy bien, nunca anduve con una pintora ni con delantal, nada, porque yo era como de la familia y entonces por eso que yo tengo otra educación”. Así que Adela partió en abril a Coñaripe a ver a su madre y Pedro quiso acompañarla, porque él tenía su familia en Chol Chol. Papay Adela lo presentó como amigo y a su regreso a Santiago hicieron planes para casarse. Entonces él no quiso que ella trabajara más en una casa particular. Y empezaron a trabajar juntos en el Parque O’Higgins y a vivir a pocas cuadras de allí, en la calle San Ignacio. “Hacíamos berlines, mote con huesillo, y vendíamos yo, mote con huesillo; y él, remolinos y pelotas para los niños. Iba tanta gente, los sábado y domingo eran los días mejores. Gracias a Dios, gracias a mi padre también que me está escuchando arriba, que nunca me sobró, si me sobraba era un vaso, dos vasos... No sabe lo hermoso que fue juntarnos con Pedro”. Y Adela se emociona. Pedro era hablante nativo del mapuzugun, un kimche (sabio mapuche), un cultor tradicional mapuche que incentivó la promoción de las tradiciones de los pueblos originarios en la comunidad, en especial en la comuna de El Bosque y La Pintana, donde creó una ruka (casa). Dictaba talleres en escuelas y en universidades e investigaba en distintas áreas de la cultura mapuche: espiritualidad, cosmovisión, gastronomía, medicina, danzas, artesanía y canto. Así, por ejemplo, fue uno de los creadores del Diccionario Ilustrado de la Lengua Mapuche para Niños. Con él, Adela retomó sumapuzugun y las tradiciones de su tierra olvidada. La mawida Catorce de enero de 2013, seis de la tarde. Adela, Pedro y Pedro Alejandro, el hijo mayor, habían salido temprano desde Santiago en el Daihatsu rojo familiar rumbo a la Cumbre Mapuche en el Cerro Ñielol de Temuco, y Pedro quiso hacer una parada en Pucura: “Arrendemos una casa por unos días, me pagaron y tengo plata, para qué vamos a andar tan lejos arriba”, dijo. Una vez instalados, fueron al Lago Calafquen y, de regreso, en la cabaña, Pedro Alejandro propuso salir buscar pan o empanadas para acompañar el mate. Adela guardó su celular y su carnet de identidad en una pequeña chauchera roja y salieron a recorrer el lugar. Fachiantü / Tachi ruka mew Univesidad pingey tati / kom tañi pu füren chalikünon / Chew püle rume miyawle engün, küme diwayay engün. / Küme rulpayay taiñ dungu engün / Küme chaw, küme ñuke / Eluyam ta ñom piwke, eluyam ta küme kalül, küme mollfuñ llemay, fentren kimün / Ngen lafken Fücha / Ngen lafken Kushe / Ngen püllü Fücha, / Ngen püllu küshe (En esta casa que se llama Universidad. Ya dejé saludado a toda mi familia. / Por donde sea que anden, ellos van a encontrarse bien / Van a transmitir bien nuestra lengua, Buen Padre, Buena madre. Para dar un corazón amable, para dar un buen cuerpo, una buena sangre pues, mucha sabiduría. Anciano espíritu dueño del mar, Anciana espíritu dueña del mar. Anciano dueño del espíritu, anciana dueña del espíritu). Con el kultrun que le regaló Pedro, Adela la ruega a la mawida . A la montaña que tanto le ha dado y que tanto le ha quitado. Adela Caripán

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