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Arte en la Chile

Revista de la Facultad de Artes

7

E

l Departamento de Música y Sonología de la Universi-

dad de Chile (DMUS) se ha preocupado de la forma-

ción de profesionales especializados y de calidad en las

distintas disciplinas artísticas, una de ellas ha sido la música

en sus diversas expresiones, una responsabilidad que consi-

deramos ineludible. Esto es, dar cuenta del quehacer musical,

en todos sus aspectos, y en lo particular ofrecer a toda la co-

munidad y medio social, la oportunidad de participar como

oyente activo frente a la música. Los conciertos didácticos o

educacionales son, entonces, parte de nuestra misión como

institución.

La historia de conciertos didácticos en Chile se remonta a la

década del 40 con los Conciertos Sinfónicos Educacionales

que adquirieron gran auge gracias a la acción entre el Insti-

tuto de Extensión Musical (IEM) y la sección de Cultura e In-

formación del Ministerio de Educación Pública de la época.

En ese entonces, la Orquesta Sinfónica de Chile llevó a cabo

estas presentaciones en diversos teatros de barrios populares.

Otro tanto ocurrió con el Cuarteto Chile y otras agrupaciones

instrumentales, dedicadas especialmente a estudiantes de

educación básica y secundaria, alcanzando alrededor de diez

mil niños cada semana. Muchos de estos conciertos estaban

confeccionados con música de compositores nacionales, lo

que implicaba una relación directa con la producción musical

nacional, y con un público en formación, que empezaba a rela-

cionarse con visiones estéticas propias de la práctica musical

nacional.

El DMUS ha llevado a cabo esta actividad de extensión dis-

ciplinar, de gran importancia en la formación de un público

reflexivo y crítico. Sabemos que la educación musical ha

sufrido un deterioro progresivo en la educación escolar, ca-

rente de programas efectivos para la adquisición de he-

rramientas que permitan su real valoración e integración.

Más aún cuando sabemos lo significativo de la práctica

musical, a través de estudios e investigaciones emanadas

desde Psicología de la Música y de la Neurociencia, que

inciden en el desarrollo de habilidades que afectan el desa-

rrollo de procesos referidos a lecto-escritura y aritmética.

Observamos que estos conciertos son

un aporte en sí mismos. Sin embargo,

Claudio Merino Castro

Académico

Subdirector Departamento de

Música y Sonología

OPINIÓN

Educación no formal

una reflexión pertinente ha sido pre-

guntarnos si esto es suficiente.

Nuestra experiencia ha permitido desarrollar esta actividad, in-

volucrando a diversos públicos, pero que no han llegado a ese

número ideal de diez mil estudiantes por semana de la década

del 40. Es particularmente preocupante que la asistencia de

un público joven a salas de conciertos, incluso de aquellos que

se están especializando en el estudio profesional de la música,

sea bastante exigua.

Estas consideraciones nos convocan a desarrollar herramien-

tas que permitan mejorar esta actividad. Es una responsabili-

dad de la que debemos hacernos cargo, un desafío que supo-

ne esfuerzos mancomunados e interdisciplinarios para elaborar

objetivos pedagógicos específicos y su adecuación a un públi-

co también específico, además de facilitar el acercamiento de

la música en vivo, desarrollar una audición reflexiva y el juicio

crítico, y fomentar la necesidad de asistir de manera regular a

conciertos de diverso repertorio. Debemos también tener pre-

sente que esta actividad no solo se circunscribe a asistir a un

concierto, si no que supone actividades pedagógicas de apres-

to, previas y posteriores, que permitan una integración mayor

de aquello que se ha escuchado, aspectos concomitantes a la

expresión musical in situ, que revelen aquello que es propio a

esa expresión estética, constituyendo así la culminación de un

proceso educativo.