Arte en la Chile
Revista de la Facultad de Artes
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REPORTAJE
mucho en que haya más distancia entre lo que uno hace y
lo que el público habitual accede en los medios”.
El artista hace la salvedad en el caso del teatro y la músi-
ca que son, según él, “artes asociadas a la industria cul-
tural”. No obstante, Eduardo Santa Cruz afirma que esto
ocurre porque “hoy los medios no hablan de estrategias
periodísticas, sino de modelos de negocios”. En ese caso
las artes visuales “van dirigidas a un segmento y eso es lo
complejo porque ¿cuál es la repercusión de esa exposición
con la sociedad entera?”, se cuestiona el académico. Y es
ahí donde se presenta la postura ideológica del respectivo
medio: “al decidir si se consideran las Bellas Artes como
un espectáculo de mercado sólo porque debes comprar la
entrada para ir al teatro o al ballet”, dice el profesor del ICEI.
Los periódicos, revistas, emisoras o televisión, deciden seg-
mentar a su público y marcar su línea editorial. “No ocurría
eso antes ya que intentaban vender la mayor cantidad de
donde fuera posible. Ahora, La Segunda por ejemplo, no se
encuentra en todos los quioscos, sólo en los estratégicos
donde está el poder, ya sea el dirigente de los trabajadores
como la presidencia”, sentencia Santa Cruz.
Línea editorial v/s cultura
El debate acerca de esta modalidad
que ha adquirido la prensa, también
se relaciona con las líneas editoriales
de cada medio. Romina de la Sotta,
periodista de la sección de cultu-
ra de El Mercurio asegura que con
estos parámetros se detecta cuál
tema es valioso y cuál no. Y agrega
que lo que un medio entiende edi-
torialmente por cultura, “se refleja
perfectamente en el equipo elegido
para ello: cuán ricos son los currí-
culos de los reporteros, si se han o
no especializado, si son reconocidos
por la comunidad artística y cultural”.
Sin embargo, “son los poderes eco-
nómicos” los que resuelven el tema
en más de alguna ocasión, afirma el
profesor Santa Cruz. Lo que sucede
con el Centro de las Artes 660 perte-
neciente a Copesa (dueño de La ter-
cera, La Hora, La Cuarta, entre otros
periódicos y revistas) es determinante a la hora de vincular
empresa y medios.
especializados, tal es el caso de
El show de los libros
que
conducía el Premio Nacional de Literatura Antonio Skárme-
ta, o la revista
La Bicicleta
aparecida en 1978 con el objeti-
vo de ser un medio de difusión artística y de reflexión crítica
en torno a la actividad cultural y social del país.
Sin embargo, “en este cambio de siglo se están fraguan-
do unas modificaciones importantes en torno a la cultura”,
prosigue Santa cruz. Y agrega que la diferencia es que “a
partir del siglo XIX existió industria y mercado cultural en
Chile, pero en el paso al año 2000 la dimensión puramente
económica aplastó a los otros espacios de la obra, como
el social”.
“Eso ocurrió en toda la prensa no sólo en el caso del arte”,
se apura en ratificar el docente, quien manifiesta que el
cambio comenzó en la década del noventa, cuando se ce-
rraron revistas y diarios, muchas de ellas dedicadas a tratar
estos temas que pasaron a ser de segundo plano.
Cultura en los medios:
¿sólo mercado?
El académico del Departamento de Artes Visuales de la Fa-
cultad de Artes, Enrique Matthey, lo ha vivido en persona.
Una de sus obras tuvo, por primera vez, gran aparición en
la prensa. Se trata de
La resurrección
de los muertos
que en marzo de este
año intervino estatuas de próceres
patrios y personajes de la historia na-
cional para convertirlos en selknams
de Tierra del Fuego. “Nosotros pusi-
mos las cintas el 7 de marzo. Al día
siguiente, me llamaron de Las Últimas
Noticias y el lunes salió a toda pági-
na. Ahí empezaron a contactarme de
todos los medios y, también, vino un
canal y una radio local de Punta Are-
nas. Después me buscaron de Publi-
metro, el martes de El Mercurio y de
La Tercera y de las radios Universidad
de Chile y Cooperativa, entre muchas
otras”, cuenta.
En sus más de cuarenta años de
trayectoria, Matthey nunca había te-
nido tanta cobertura en una de sus
creaciones. Es por eso que el pintor
sentencia que “las artes visuales son
prácticas más crípticas, más complejas, con más teoría y
por lo tanto no son tan atractivas para la prensa. Eso influye