Arte en la Chile
Revista de la Facultad de Artes
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REPORTAJE
danas, sobre todo porque “han ampliado los alcances de
la Ley de Monumentos Nacionales y la de Protección de
Bienes Nacionales de modo de integrar en ellas las valora-
ciones sociales, comunitarias e identitarias en el concep-
to tradicional de monumento que esas normas contienen”.
La ciudadanía también alzó la voz ante el proyecto que mo-
difica la ley Nº17.288, que dejaría fuera del Consejo de Mo-
numentos Nacionales a representantes del Colegio de Ar-
quitectos, la Sociedad Chilena de Arqueología y el Instituto
de Historia de la Arquitectura de la U. de Chile, entre otras
organizaciones.
El proyecto también contempla entre sus medidas la exen-
ción del impuesto territorial de los bienes declarados Monu-
mentos Históricos con o sin fines comerciales y la creación
de Consejos Regionales.
La educación como arma de
protección
“Lo que falta es educación” es uno de los dichos más co-
munes cuando se refieren al daño que hace la gente a al-
gún patrimonio nacional. Y sí, pareciera que es un elemento
relevante al momento de poner sobre la mesa las medidas
que se deben tomar para propiciar un correcto resguardo
a este tipo de objetos, en el caso del patrimonio tangible.
Es por eso que los expertos tienen los ojos puestos en esta
materia, con el objetivo de generar conciencia desde la pro-
pias familias. “¿Cómo vas a incidir en el traspaso de valores
sobre el patrimonio si lo separas de la educación formal o si
no lo consideras un factor relevante en la transformación de
nuestras relaciones sociales?”, se pregunta Alejandra Araya.
Johanna Theile, vicepresidenta de ICOM- CC Unesco. Pese
a ello, a la académica de la Facultad de Artes le sorprende
“el poco amor que, en general, tiene Chile por esta materia”.
El Ministerio de Vivienda y Urbanismo define al patrimonio
urbano como aquel que “comprende las edificaciones y los
espacios públicos cuya forma constitutiva es expresión de
la memoria colectiva, arraigada y trasmitida, los que en for-
ma individual o en conjunto, revelan características cultu-
rales, ambientales y sociales que expresan y fomentan la
cultura y el arraigo social”, cuestión que no se condice con
lo que la profesora ha visto desde que llegó al país hace
más de 30 años.
Ejemplo de ello es que “la gente raya el patrimonio para
atacar a la autoridad de turno y cree que el daño se lo está
haciendo a otro, porque no lo siente como propio”, explica
Theile quien, también, se refiere al silencio que ha acompa-
ñado estas acciones. “El Santiago de 1900 era hermoso.
¿Y qué hemos hecho? Destruirlo. ¿Y las casas que se han
demolido últimamente en Ñuñoa? Ese barrio tan bonito se
está yendo, pero nadie levanta la mano y dice no”.
Esa situación parece estar cambiando, ya que la sociedad
civil, la misma que cuestionó el proyecto de Vicuña Mac-
kenna, comenzó a defender su patrimonio. Personas comu-
nes y corrientes “hicieron presente una identidad que todos
pensábamos no existía”, dice Max Aguirre. Y agrega: “La
ciudadanía se levantó y hay casos emblemáticos como el
barrio Yungay, Matta Sur y otros semejantes, donde los ve-
cinos se están organizando”.
Alejandra Araya, Directora del Archivo Central Andrés Be-
llo, también destaca la labor de las organizaciones ciuda-