Arte en la Chile - N°13 - page 10

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Arte en la Chile
Revista de la Facultad de Artes
Las siete décadas del Museo
que releva las artes del pueblo
REPORTAJE
El 20 de diciembre de 1944 el investigador chileno, Tomás Lago, dio el discurso inaugural de
lo que era su sueño: dirigir un museo que valorara al arte popular. Su gestión, más el aporte
de importantes actores culturales, levantaron el primer recinto con estas características en la
región. Hoy, a 70 años de aquel episodio, el Museo de Arte Popular Americano de la Facultad de
Artes de la Universidad de Chile proyecta dejar el nomadismo que ha vivido desde sus inicios e
incrementar su colección.
Por Damaris Torres
E
l ánimo era americanista, pero cómo presentarlo. Esa
era la discusión que congregó durante más de un año
al académico Tomás Lago y al poeta Pablo Neruda en
torno a la exposición que les solicitó la presidenta de la Co-
misión Chilena de Cooperación Intelectual, Amanda Labarca,
para celebrar el centenario de la Universidad de Chile en 1942.
Junto a los escritores Juan Guzmán Cruchaga y Marta Brunet,
más embajadores y cónsules, gestionaron la llegada de colec-
ciones provenientes de Argentina, Bolivia, Colombia, Guatema-
la, México, Paraguay y Perú que se exhibieron en esta impor-
tante muestra. Aquellas piezas dieron origen al Museo de Arte
Popular Americano Tomás Lago (MAPA) que este mes cumple
70 años al alero de la Casa de Bello.
El recinto tenía el objetivo de albergar y educar acerca del va-
lor patrimonial del arte popular que, según Lago, eran obras
“miradas con desdén y prejuicio, tanto por las clases acomo-
dadas como por la academia”, señala la profesora del Depar-
tamento de Teoría de las Artes, Constanza Acuña, en su tex-
to
Origen y devenir del Museo de Arte Popular Americano
.
Hacia la valorización de lo po-
pular
El MAPA se creó en 1943, pero su inauguración se concre-
tó un año después, el 20 de diciembre de 1944. Por su co-
nocimiento y experiencia en el rescate de lo popular, To-
más Lago (1903- 1975) quedó como director de lo que se
convirtió en el primer recinto de arte popular en la región.
“Un museo de esta clase tiene una misión que cumplir, es ne-
cesario y vital. Hasta aquí los museos como instrumentos de
investigación histórica han trabajado siempre de una manera
retrospectiva que les ha dado, a la postre, esa cosa inerte que
tienen los hechos hace mucho tiempo consumados. Un museo
de esta clase aspira a dar mayor perspectiva a nuestra propia
época, estudiando su realidad cotidiana con todos los elemen-
tos documentales vivos”, señaló el escritor en la ceremonia.
“Lago trató de establecer un itinerario museográfico que, por
una parte, rescatara la originalidad del pensamiento que se ani-
daba en los objetos de la cultura popular y, por otra, se sumara
a la discusión que por aquellos años replanteaba el rol del arte
en la sociedad y la importancia de la inclusión de los grupos
subalternos en la construcción de un proyecto social y cultu-
ral que, desde la Universidad de Chile, impulsara también un
nuevo tipo de enseñanza”, plantea la prof. Acuña en su escrito.
Opinión compartida por el académico del mismo Departamen-
to de la Facultad de Artes, Gonzalo Arqueros, quien junto a la
docente realizó un estudio preliminar de la historia de la institu-
ción y, por ende, de Tomás Lago, cabecilla del museo por más
de 25 años. “Lo que me parece atractivo e inquietante es que
supo encontrar la dimensión estética y la subjetividad social e
histórica de las piezas”, dice.
Según el profesor, “para Lago el arte popular integra la manua-
lidad como una categoría importante porque la mano es la que
conecta con la tradición, es decir es la idea del sujeto social,
cultural e histórico reflejado en el objeto”.
Con la dirección del folclorista Oreste Plath (de 1968 a 1973) el
MAPA se abrió a “otro tipo de expresiones, como el arte carce-
lario”, detalla el texto de Constanza Acuña. Plath sostenía que
“en estos trabajos de libertad de expresión, los que se realizan
sin prisa, el individuo se descubre o encuentra su personalidad
(…) De envases de hojalata hacen flores, canastillos, locomo-
toras”.
Terminar con el nomadismo
La investigación hecha por la prof. Acuña cuenta, también, que
en 1966 “Lago consiguió a través del Banco Mundial un edifi-
cio en José Miguel de la Barra con Monjitas” y que su trasla-
do a una sede definitiva se proyectaba para 1973, pero se vio
frustrado por el golpe militar. “La itinerancia ha sido el sino del
MAPA”, afirma la actual directora del museo, la académica Nury
González.
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