Arte en la Chile
Revista de la Facultad de Artes
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EGRESADOS
Por Macarena Montes
Una vez egresada fundó la compañía Teatro del Carmen, el
año 2008, con la obra
Mis Tres Hermanas
que se exhibió en
Lastarria 90 en el marco del Festival 8 de Nuevos Directores.
Luego, otro aire llegó a su vida: el de Nueva York, ya que
recibió la beca Presidente de la República que le permitió
realizar un Magíster en Dramaturgia en Columbia University.
Inserta en un ambiente repleto de referentes masculinos, Ca-
mila asegura que las mujeres han sido invisibilizadas en esa
área.
“Me da risa eso de que se atrevan a escri-
bir. No creo que las mujeres tengan mie-
do, creo que se trata de las posibilidades
que se les da. Yo estoy segura que muchas
mujeres escriben y han escrito pero no se
conocen porque la sociedad patriarcal no
valora la escritura de mujeres y no le da
importancia al nivel que se le otorgan a los
dramaturgos hombres”, afirma.
Buscando resarcir esa situación, junto a Carolina Quito crea-
ron el proyecto
Lápiz de Mina
, instancia que genera espacios
para la dramaturgia y dirección femenina en Chile.
Camila Le- Bert divide sus tiempos entre la escritura y la
actuación. Como intérprete, su más reciente trabajo fue el
montaje
Safari
para divorciadas
de la compañía teatral Los
Contadores Auditores. “Actuar es tan entretenido y tan fí-
sico. La escritura es solitaria y hay mucho escritorio de por
medio”, puntualiza.
U
n nombre que aparece con frecuencia en la escena
teatral chilena es el de Camila Le-Bert. Es común
verla desempeñándose como actriz, directora o
dramaturga en distintos proyectos escénicos. Formada en el
Departamento de Teatro de la Universidad de Chile, cuenta
que dio la prueba para ingresar a estudiar Actuación dos ve-
ces y decidió hacerlo en la Casa de Bello porque es el lugar
donde Andrés Pérez, uno de sus referentes, había comenza-
do su carrera como actor.
Estudiar en la Facultad de Artes fue para ella una experien-
cia inolvidable. La Universidad fue como un padre exigente
y castigador que le enseñó varias lecciones “a palos”, pero
también un lugar que posibilitaba el trabajo con grandes ar-
tistas y profesores que fueron importantes para su forma-
ción, como Guillermo Calderón, Héctor Ponce, Maite Lobos,
Chelo Parada, Fernando González y Aliocha de la Sotta.
“Siempre había que cuestionarse todo en la Universidad:
¿Por qué así y no asá? ¿De qué manera la forma potencia
el discurso? Este es el camino más efectivo de comunicar
lo que se quiere. Es ese espíritu lo que más valoro de la Es-
cuela, ese conflicto constante de evaluar y poner en jaque”,
cuenta.
Empezó a escribir en un taller con el dramaturgo Benjamín
Galemiri y su primera obra profesional, escrita junto a Javiera
Núñez, fue
Chicos Tóxicos
, basada en cuentos de Tim Bur-
ton y la guerra en Irak. En el 2005 se llevó el premio Mejor
Dramaturgia del Festival de Dramaturgia y Puesta en escena
Víctor Jara con la obra
Betamax
. “Fue como una afirmación
de que ese camino era una posibilidad”, recuerda.
Camila
Le-Bert:
Letras y
tablas