Arte en la Chile - N°8 - page 4

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Arte en la Chile
Revista de la Facultad de Artes
REPORTAJE
Soy actor/actriz
y soy profesional
C
orría el año 2004 y el actor y académico del Departa-
mento de Teatro (Detuch) de la Facultad de Artes, prof.
Marco Espinoza, viajó a Europa para cursar el doctora-
do en Artes Escénicas. Se encontraba en los trámites propios
del ingreso a un país nuevo cuando le consultaron cuál era su
profesión. “Actor”, respondió. La interrogante le causó dudas.
“Pregunté qué pasaba si le decía que era doctor y me contesta-
ron que en esos casos, en esas profesiones, se necesitaba una
copia del certificado de título”. Una situación similar le ocurrió
cuando en Chile debió renovar su cédula de identidad. “Situa-
ciones como estas demuestran que aún el trabajo del actor es
considerado un hobby o un oficio y no se define dentro de los
parámetros neoliberales de una profesión propiamente tal”.
Más allá de la anécdota, lo cierto es que el quehacer escénico
se encuentra fuera los cánones y resguardos propios de otro
tipo de trabajo. Se desarrollan las labores sin documentos que
validen lo realizado y sin garantías de salud o pensión con las
que cuentan los demás trabajadores del país.
En Chile, el área audiovisual y el área teatral abarcan la mayor
fuente de trabajo de actores y actrices. No obstante, en ambos
casos son distintas las realidades laborales y las condiciones
del día a día.
En el caso del área audiovisual, la ley 19.889 regula el trabajo
de los profesionales de esa actividad, aunque a la fecha ha
tenido un uso prácticamente nulo y se han creado una serie de
figuras que eluden la responsabilidad de canales de televisión
y productoras en la materia. En este sector hay tres tipos de
La popular frase “por amor al arte” grafica de modo brutal el estado en que el trabajo
de actores y actrices se encuentra hoy en Chile. A la falta de estabilidad propia del
quehacer teatral, se suma la ausencia de contratos laborales y con ello la imposibilidad
de acceder a garantías de salud, fondos de pensiones y mucho menos resguardos en
caso de cesantía o accidentes. Diversas iniciativas buscan revertir esta situación, con
consignas que, de manera vehemente, buscan dejar en claro que el quehacer escénico
es un trabajo como los demás.
Por Macarena Montes
vínculo entre el empleador y el actor/actriz: se contrata a un
intérprete por prestación de servicios, es decir, a honorario; por
arrendamiento de servicio; y por EIRL (Empresa Individual de
Responsabilidad Limitada), la cual obliga a los actores a con-
formarse como una empresa unipersonal, especialmente en el
caso de contratos con canales de televisión. “De esa manera
el canal elude el vínculo laboral real que existe, por lo tanto para
nosotros es una figura de fraude laboral que esconde el verda-
dero vínculo entre la empresa y el empleador”, recalca Andrea
Gutiérrez Presidenta del Sindicato de Actores de Chile (Sidarte)
y agrega que “la jornada ordinaria de un trabajador en Chile es
de ocho horas y la nuestra es de diez horas. A veces son doce
o catorce horas de trabajo y eso no lo podemos regular porque
no existe el contrato laboral”.
Otra de las preocupaciones del gremio que se dedica al au-
diovisual tiene que ver con la reproducción de su trabajo sin
ningún tipo de retribución para ellos.
Fotografía: Montaje¿ Quién es Chile?
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