Arte en la Chile - N°7 - page 5

Arte en la Chile
Revista de la Facultad de Artes
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REPORTAJE
Porcentajes más o porcentajes menos, la discusión respecto
a este proyecto ha puesto en el centro un tema fundamental:
el rol del Estado de cautelar sus manifestaciones artísticas y
culturales. Quienes están a favor de esta iniciativa afirman que
se debe resguardar la creación artística del país y, en esa pers-
pectiva, esta nueva legislación haría lo propio con la música.
“Esta ley apunta a restituir un rol cautelar del Estado respec-
to a la música y no es un rol paternalista, porque si lo fue-
ra estaríamos hablando del 80%. Se trata de una cuota mí-
nima que permita desarrollar, con cierta normalidad, la
música nacional. Considero que hay ciertas cosas que el
Estado tiene que cautelar, entre ellas las de carácter patri-
monial”, manifiesta el profesor Luis Orlandini, intérprete y aca-
démico del Departamento de Música y Sonología (DMUS).
Para el profesor Jorge Martínez, también académico del DMUS,
al tratarse de concesiones públicas, el Estado tiene injerencia
en materias como las que propone la nueva legislación. “Antes
había una obligación de retribución de quienes administraban
un bien colectivo. Es decir, las radioemisoras podían usufructuar
comercialmente de la señal pero debían entregar un servicio a la
comunidad y ese servicio no era otro más que difundir, motivar
y mantener la cultura nacional”, explica, añadiendo que “dentro
de los estándares internacionales, un 20% es bastante bajo”.
Otro tema relevante que ha sido puesto en el centro de la dis-
cusión es la independencia editorial de las emisoras, valor que
sería vulnerado al obligarlos a incluir un 20 por ciento de mú-
sica chilena en su programación, pues muchas de ellas de-
berían modificar o ampliar su línea editorial con tal de cumplir
con la normativa. Para el profesor del DMUS, Claudio Aceve-
do, en un mercado concentrado como el de la prensa en Chile
-realidad de la que no escapa la radiofonía- es poco realista
pensar que esto atentaría contra la capacidad de las personas
de escuchar lo que deseen ya que “la gente no escucha lo
que quiere sino lo que las mismas radios imponen. Se trabaja
con criterios comerciales, donde prima el dinero, el pago de los
grandes sellos disqueros para que se difunda la música que
ellos comercializan. Entonces el gusto de la gente lo forman fi-
nalmente las radioemisoras de acuerdo a tópicos económicos”.
“Yo daría vuelta la pregunta. ¿Permitirías que un Ministerio de
Educación aboliera los programas de todos los cursos y cada
colegio y curso pudiera enseñar lo que le diera la gana? Un
Estado sin mínimas regulaciones no funciona. Este proyecto no
atenta contra la libertad de expresión, sencillamente es una mí-
nima regulación para resguardar nuestra identidad y patrimonio
artístico. Esa es la posición que yo tendría al respecto, el resto
es una pelea mezquina que tiene que ver con una institución
que quiere salvaguardar los derechos comerciales”, manifiesta
Luis Orlandini.
La actual legislación (N°19.928) en su primer artículo establece
que el Estado “apoya, estimula, promueve y difunde la labor de
los autores, compositores, artistas intérpretes y ejecutantes, re-
copiladores, investigadores y productores de fonogramas chi-
lenos, forjadores del patrimonio de la música nacional, para la
preservación y fomento de la identidad cultural”. Señala además
que se entenderá por música chilena “toda expresión del géne-
ro musical, clásico o selecto, popular, de raíz folclórica y de tra-
dición oral, con o sin texto, ya sea creada, interpretada o ejecu-
tada por chilenos”. Así, en el papel la legislación es amplia y no
distingue estilos ni géneros, pero la realidad en las emisoras es
distinta ya que en la programación predomina la música popular
y el porcentaje de creaciones doctas y folclóricas es considera-
blemente menor o casi nulo en algunas radios especializadas.
A la fecha, tampoco se ha especificado nada respecto a los
horarios de emisión de la música, diversidad de artistas ni
delimitaciones para emisoras que pertenezcan a un holding
–como es el caso de la mayoría- que podrían evadir la nor-
mativa aumentando en porcentaje en algunas radios (como
Radio Uno
) sumándolo como la totalidad del consorcio.
Uno de los temores respecto al proyecto es que, a la larga, sólo
termine manteniendo el
status quo
de la emisión de música
chilena, es decir, que sean los mismos autores e intérpretes los
que suenen con mayor periodicidad y no se abra un espacio
real para nuevas voces y propuestas.
Estado y privados
Tipos de música chilena y su
realidad en radios
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