Arte en la Chile - N°6 - page 10

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Arte en la Chile
Revista de la Facultad de Artes
Impulsor de los nuevos
rumbos del cine chileno
T
ranscurrían los años 50 en Chile y la cinematografía lo-
cal se encontraba en un lamentable estado. La fructí-
fera producción de los años veinte era un recuerdo,
pues a mediados de siglo predominaban en nuestras salas
películas norteamericanas. Fuera de nuestras fronteras la ci-
nematografía había alcanzado ribetes mayores, transformán-
dose en una industria con influencias internacionales que de-
terminaba, en países como Chile, que llegaba a la pantalla.
En este escenario, mientras en Chile los espectadores locales
debían conformarse a acceder a producciones mayoritariamen-
te estadounidenses, en Europa distintos movimientos artísticos
provocaban cambios en la forma de hacer, entender y ver cine.
Motivados por el deseo de ver películas con un trabajo estético
y artístico, un grupo de estudiantes de Arquitectura de la Univer-
sidad de Chile, encabezados por Pedro Chaskel, se acercaron a
la distribuidoras internacionales y embajadas a conseguir el ma-
terial que éstas no iban a exhibir, para proyectarlo en las depen-
dencias de la Universidad todos los sábado en la mañana. Así,
el denominado Cine Club de la Casa de Bello debuta en 1954
en el Salón de Honor, dando inicio a una actividad que excedió
en impacto y temporalidad a la idea original de sus gestores.
Un éxito resultó el Cine Club de la Universidad de Chile, pues
contaba con un número importante de entusiastas asistentes
que veía las cintas y participaba con interés del intercambio
de reflexiones pos película que se producía en cada jornada.
M. Carné, J. Renoir, J. Cocteau y V. de Sica fueron algunos de
los cineastas que conocieron en esas sesiones. Según contó
REPORTAJE
Con la intención de reunirse para ver y discutir sobre producciones audiovisuales de valor
artístico que no circulaban en el país, surge en 1954 el Cine Club de la Universidad de Chile.
La iniciativa, liderada por estudiantes de la Casa de Bello, a poco andar se transformó en
un lugar de insospechada relevancia para el posterior rumbo que tomaría el cine local y
antecedente fundamental de la formación de la Cineteca de la Universidad de Chile. Hoy,
sesenta años después, se celebra el trabajo realizado y se proyectan nuevos desafíos.
Por Gabriela González. Fotografías: gentileza Cineteca Universidad de Chile
Pedro Chaskel al programa
Historias del Cine Chileno
, esas
películas “nos mostraron que se podía hacer otro tipo de cine”.
El interés creció y Pedro Chaskel y Sergio Bravo, a la postre
dos figuras fundamentales de la cinematografía chilena, de-
ciden ponerse tras la cámara y comienzan a filmar propuestas
con un fuerte énfasis social y que reflejaban la realidad de Chile.
Es así como tres años después de la formación del Cine Club
se funda el Centro de Cine Experimental, cuna del Nuevo Cine
Chileno, movimiento que dotó de nuevos lenguajes, objetivos
y trabajos a la cinematografía nacional, el que en 1961 se in-
corpora a la Universidad de Chile. Ese mismo impulso signifi-
có que ese mismo año se fundara la Cineteca de la Universi-
dad de Chile, el primer acervo del patrimonio fílmico del país.
“Por las funciones del Cine Club transitaron y participaron
destacados cineastas de esta renovación audiovisual que se
experimenta en los años 60 y 70 como José Román, Raúl
Ruiz, Sergio Bravo, además de escritores, poetas, músicos,
actores, es decir, un sinfín de actores culturales del periodo”,
explica el profesor Luis Horta, coordinador de la Cineteca.
“Fue muy avanzado que se dieran películas de autores de van-
guardia, pero también el trabajo de darle un sentido crítico al acto
de ver, es decir, una responsabilidad en la mirada que permitió
volcar los ojos hacia la construcción de un nuevo cine de raigam-
bre local y culturalmente mucho más enraizado en ciertas co-
rrientes discursivas de las artes locales”, manifiesta el docente.
De la butaca a la cámara
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