Arte en la Chile - N°3 - page 7

Arte en la Chile
Revista de la Facultad de Artes
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L
a importancia que tiene la educación artística en la
formación de las personas es hoy una opinión amplia-
mente compartida. Los niños y jóvenes tienen derecho
a una educación integral, que contemple un desarrollo equi-
librado en las áreas de las ciencias, las humanidades y las
artes y que integre las facultades intelectuales, creativas y
físicas. No obstante, cuando se trata de incorporarla a polí-
ticas, programas y acciones concretas, la mayoría de las ve-
ces se aborda de manera tangencial. Pareciera ser que sólo
alcanza el carácter retórico en discursos, porque a la hora
de tomar decisiones importantes, siempre, en algún rincón,
quedan olvidadas las hojas que contenían esas intenciones.
En nuestro país, la inquietud por los beneficios que otorga una
adecuada educación artística, tiene larga data. Próximo a la
primera mitad del siglo XX se inicia la fundación de escuelas
de desarrollo artístico; iniciativa a la que se suman, más tar-
de, las Escuelas de Cultura y Difusión Artística, algunas de las
cuales, a pesar de las vicisitudes por las que a menudo atra-
viesan, aún se mantienen, constituyéndose, varias de ellas, en
las únicas instancias que promueven la enseñanza y el cultivo
de disciplinas del arte en regiones y localidades apartadas de
los centros urbanos del país. En la actualidad en Chile existen
35 escuelas y liceos artísticos con un reconocimiento de las
Secreduc (1997) y 6 más con nacientes proyectos educativos
artísticos, pero todos ellos funcionando en condiciones de pre-
cariedad o muy cercanas a ese estado.
Sin embargo, el reconocimiento de la modalidad de educa-
ción artística contemplada en la LGE constituye un impor-
tante hito, pues explicita un marco curricular de formación
artística especializada. Pese a ello, la adopción por parte de
las escuelas artísticas ha sido casi nula. Tengo la convic-
ción que este fracaso se debe a que se asimiló al diseño de
la educación técnico profesional, el cual considera una pre-
paración específica en los dos últimos años de la enseñan-
za secundaria; situación inviable en la formación artística.
A ratos provoca desazón comprobar que los esfuerzos de años
no generen frutos y tampoco conciten el apoyo de los distintos
gobiernos, dando señales de un efectivo interés por propiciar
una educación artística, con un diseño curricular y programas
pertinentes, con financiamiento adecuado a sus fines (como
ocurre en la formación técnico profesional).
Jorge Morán Ábaca
Director del Isuch, Facultad de Artes
Presidente de la Agrupación Nacional de
Directores de Escuelas Artísticas
OPINIÓN
Destacable ha sido el rol asumido
por el CNCA, que desde su
instalación ha actuado como
intermediario ante el Mineduc y
promoviendo la actividad artística
desde el ámbito de su competencia.
Distinto es el papel desempeñado
por el Mineduc, organismo que ha
tenido una disposición discontinua
en las dos últimas décadas, con
actuaciones a veces erráticas y con
insuficiente claridad de propósitos.
Las escuelas artísticas en Chile
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