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“Los deseos de Mistral son los de una educación

que esté disponible para todos. Para los niños y en

particular las niñas. Pero no era una especialista en

educación, una teórica ni mucho menos”

publicaciones revoluciona-

rias, el obispo de La Sere-

na impidió que entrara a la

escuela normal de profeso-

res. Por eso no tuvo título.

Y de ahí en más.

¿Y por qué esta relación tan potente con la naturaleza?

-Ella se definía a sí misma y decía “yo soy huertera”. No es

cualquier naturaleza, no es la de los bosques sureños, los

grandes ríos arteriales que dice Neruda, es del huerto fami-

liar. De Elqui. El huerto familiar donde la familia cultiva

lo que posteriormente se va a comer. No es la naturaleza

salvaje, sino en una relación de armonía con el hombre. Una

naturaleza civilizada, de una civilización amable pero que

no transgrede.

¿Cómo el contexto latinoamericano empieza a influir en sus

ideas más políticas?

-Mistral sale de Chile en 1922 invitada por el gobierno de Mé-

xico. El ministro de Instrucción Pública la invita a ella y a otros

intelectuales latinoamericanos a contribuir en la tarea de recons-

truir México desde el punto de vista cultural. En ese momento

Mistral tiene su primer contacto profundo con América Lati-

na. Porque la tarea en la que se ve empeñada es la de ayudar a

desarrollar la enseñanza rural, que tiene relación con el mundo

indígena. Y con ese mundo Mistral se conecta. Después de eso

tiene un periodo desde mediados de los ’20 hasta fines de los ’30

que es panamericanista; en el que hay simpatía por los Estados

Unidos, el de la depresión, de Roosevelt. Y además la trataron

muy bien, ahí le publicaron Desolación. Ya a fines de los ’30 la

cosa cambia. El mundo está viviendo la amenaza del fascismo,

se constituyen los frentes populares. Y ella es una gran amiga de

Pedro Aguirre Cerda. A fines de los ’30 se agudiza en Mistral

una tendencia latinoamericanista a nivel regional y nacionalis-

mo a nivel local. Y luego viene este periodo de Mistral en la

niebla, que es la última etapa de su vida, donde no tiene casa. Y

su casa es el Poema de Chile.

¿Cuánto de ese Chile que

ella deseaba versus el Chi-

le real con el que se en-

frentaba persiste todavía?

-El ideal de Mistral desde

el punto de vista agrario

era el de transformar a Chile entero en un país huertero. Eso

la habría hecho feliz. Para ella hacer la reforma agraria era que

todo el mundo tuviera su huerta. Eso ella lo plantea cuando

Chile es, particularmente en el valle central, un fundo detrás

de otro. No tiene nada que ver con la realidad en Chile de

ese momento. En esas circunstancias, tanto la DC como los

partidos de la izquierda lo que están pidiendo es una reforma

agraria, es decir, tierra para los campesinos, como la que final-

mente lleva a cabo Salvador Allende.Todo eso se vino al suelo

con la dictadura, porque al deshacer la reforma agraria inició

una fase de capitalismo agrario.Y lo que tenemos en Chile hoy

día es eso, grandes empresas agrícolas que funcionan en el valle

central. Ahí hay una discrepancia muy grande entre como ella

veía el mundo agrario y lo que finalmente ocurrió.

Pero también ella tenía ideales respecto a cómo tenía que ser

la educación, por ejemplo.

-Esos ideales respecto a la educación son los compartidos

por el periodo. Acuérdate que la ley de instrucción prima-

ria en Chile es de 1920, treinta o cuarenta años después de

que Argentina tenía su ley. Los deseos de Mistral son los

de una educación que esté disponible para todos. Para los

niños y en particular las niñas. Pero no era una especialista

en educación, una teórica ni mucho menos. Había sido

profesora la primera parte de su vida. En la mayor parte de

su vida fue diplomática.

MISTRAL Y FEMINISMO

A propósito de su lucha por el acceso de las niñas a la edu-

cación, ¿qué tiene de importante la figura de Mistral para el

movimiento femenino chileno?

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Nº 12 / Octubre - Noviembre 2015 / El Paracaídas