público y el académico. Algo hay ahora. Me consta que
jóvenes profesores de nuestra facultad de Ciencias Socia-
les están actuando en el espacio público, liderando grupos
políticos, y eso es significativo. Tiene que ver con la reac-
tivación que se está produciendo desde el 2006, con las
rebeliones estudiantiles.
Ha habido una tendencia a encerrarse en el mundo académi-
co y desvincularse del exterior.
-Es el modelo de Estados Unidos. Yo trabajé en Estados
Unidos más años de los que quiero recordar. Y lo que ocurre
es exactamente eso; incluso los campus universitarios están
separados generalmente de las ciudades y eso los aisla com-
pletamente e impide la actividad pública.
¿Qué deudas tiene la Chile en ese sentido, en ser parte del
ámbito público?
-La deuda que tiene la Chile es el de potenciar la facultad de Fi-
losofía y Humanidades, que siempre fue importante en la Uni-
versidad porque era justamente donde las disciplinas humanas
se cultivaban, pero que claramente ha sido dejada de lado por
las políticas universitarias. En esta reactivación, en que opinan
los economistas y los sociólogos, la gente de humanidades tiene
muchísimo que decir al respecto, pero brilla por su ausencia.
“Convertir a Mistral en una feminista como las que se desarrollan desde los ’60 en
adelante es un anacronismo absurdo. Son todos estereotipos fabricados ya sea por la
cultura oficial dominante o contra dominante”.
9