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pueda ir a cualquier colegio y evitar la selección que hacen los

directores de escuela. La derecha no es que sea apolítica, es

que es partidaria de una política diferente. El in-igualitaris-

mo le interesa como una cosa indispensable para poder llevar

el tipo de vida que llevan.

¿Cómo ve usted el avance de la reforma educacional?

-Avanza. Lo que no avanza son los aspectos en cierto sentido

postergados que deberían formar parte de esta reforma. La ca-

rrera de los profesores es súper importante. La misma Univer-

sidad de Chile, yo no sé que haya tomado medidas extremas

como haría falta para incorporar gente con mejores puntajes.

Este orden o desorden de las facultades de la Universidad de

Chile es heredado de la dictadura, que partió la antigua Facul-

tad de Filosofía y Educación en dos para sacar a los profesores

a eso que se llama la UMCE, que nunca tuvo gran in"uencia

para producir un cambio de calidad en todos estos años. Vein-

ticuatro años es mucho tiempo.

¿Por qué cree que la dictadura separó a las pedagogías de la

Universidad de Chile?

-Lo hicieron porque no con!aron, astutamente, en su capa-

cidad de ganarse la aceptación de una facultad que era com-

pletamente de izquierda y bastante extremista. Antes de la

dictadura, el Partido Comunista chileno, muy in"uyente en la

Facultad de Filosofía y Educación, expulsó a un grupo gran-

de de profesores de esa facultad porque los hallaba demasiado

extremistas. El PC hace una cosa así tan grave, de expulsarlos,

porque no podía entenderse con ellos. Desde luego la idea de

revolución ya estaba bastante desprestigiada.Ahora está empe-

zando a levantar cabeza de nuevo, pero estaba muy despresti-

giada en ese tiempo y el PC no era un partido revolucionario.

Más bien conservador.

-Absolutamente. Se habían establecido ahí y tenían nexo con

todos los partidos comunistas del mundo, pero habían con-

seguido moderar el programa político y veían la revolución

como una amenaza que no podían manejar.

¿Y por qué la revolución como una amenaza?

-Porque una revolución es un lujo que te lo puedes dar si tienes

muchas ganas y tienes el apoyo, pero cuyos resultados no puedes

prever. Eso está muy estudiado. Resulta a veces todo lo contrario:

que los que ganan, pierden. Porque es tan radical.Todas las insti-

tuciones son negadas, todo fracasa, y al !nal no queda más que la

barbarie, el salvajismo. No parece un buen negocio político.

Usted dice que hoy día está viendo nuevos brotes de revolución.

-Sí. Por lo que la gente dice, que nombra a la revolución como

una gran cosa, que sería un remedio y eso es lo que no es una

revolución. Hacer política es una actividad que se debe hacer

responsable de lo que resulta de ella. En el caso de una revo-

lución los resultados no son calculables. El cambio social tú lo

puedes dirigir y enfocar, pero no puedes darlo vuelta al revés,

porque no tienes idea lo que va a pasar.

¿Y cómo se puede dar en Chile un cambio social, que parece

necesario…

-¡Es muy necesario!

…siendo que estamos en un escenario en que los políticos

parecen no ser gente responsable?

-No, no son. Pero tú ves que, por ejemplo, el gobierno de

Michelle Bachelet ha intentado un acercamiento a una ma-

yor igualdad, recurriendo a cosas como la educación, como

cambiar la salud. Los cambios sociales requieren tiempo y

que alguien de in"uencia se ocupe de cómo se desarrollan.

De una revolución tú no puedes responder por el resultado.

De hecho los movimientos estudiantiles estuvieron obvia-

mente inspirados por personas que defendían la idea de una

revolución que cambiara de cantazo todo el sistema que hay

actualmente. Si se hubiera logrado con una revolución no lo

sabemos, pero es muy peligroso. El mismo ministro Eyzagui-

rre, era de un extremismo que no te puedes imaginar cuando

era joven. Hoy día que peina canas ya te dice que la reforma

de la educación tiene que ser gradual. A los más extremistas

eso los aburre. La rapidez no es una garantía.

“Los medios de comunicación chilenos tratan

de darle el gusto a un público que no quiere

pensar por su cuenta”.