Palabra Pública N°18 2020 - Universidad de Chile

do en la necesidad y la conveniencia de hacer este tipo de cine, teníamos muchas dificultades, aunque había, en general, un real compromiso de los cineastas chilenos con lo que estaba pasando en el país. —Tengo la impresión de que para los cineastas de los años 60 y 70 no bastaba con el malestar res- pecto a la situación social del país, sino que había una responsabilidad política que derivó en la concreción de una práctica cinematográfica es- pecífica. ¿Es esto así? Sí, yo creo que sí, aunque limitada por estas razones técnicas y económi- cas que te mencionaba. El cambio del cine chileno viene de antes, de inicios de los años 60, cuando empiezan a surgir algunas posibilidades gracias a la Universidad de Chile, que yo creo fue muy importante. También la Univer- sidad Católica y su Escuela de Artes de la Comunicación fue un gran aporte, aunque en el campo de la producción fue más importante lo que hizo el De- partamento de Cine de la Universidad de Chile. Tampoco el cine era algo aislado, ya que el movimiento cultu- ral que se da a nivel de teatro, danza, arquitectura, música, venía de mucho antes. Después, en los 70, esta aper- tura fue limitada por las condiciones objetivas que teníamos, y la produc- ción cinematográfica del periodo de la Unidad Popular no fue tan nutrida como algunos afirman, fue más bien reducida. Sí existía conciencia de la importancia del cine, algo que ya lo había dicho el Papa y… Lenin. LUIS HORTA Cineasta, coordinador de la Cineteca de la Universidad de Chile y académico del Instituto de la Comunicación e Imagen. que no son grandes películas, incluso vistos en su tiempo ya eran materia de polémica, ya que se trataba de versiones comerciales de la sociedad que eran “odiadas” por nosotros, pero que ahora representan una época. —Hace algunas semanas, la empresa HBO bajó de sus plataformas de streaming la película Lo que el viento se llevó por sus referencias racistas, pero luego la repuso, acompañandola de dos videos históricos que la analizan. ¿Qué piensa usted sobre esto? Lo que muestra esa película es la guerra de secesión, que es algo histórico. La forma en que aparece retratado el sur y los esclavos de EE.UU. nos da testimonio de la cultura de la época en que se hizo. Obviamente, estuvo relacionado con el asesinato de George Floyd en Estados Unidos, que ha acarreado, con razón, protestas violentísimas y movimientos antidiscriminación. En ese clima de efer- vescencia, si se vuelve a proyectar la película en Estados Unidos, lo más probable es que quemen la sala de cine, supongo que esa fue la razón para la censura. Creo que los cortes aplicados responden exclusivamente a preocupaciones de tipo co- mercial para seguir explotando la película. —¿Usted experimentó también la censura? Sí, en la época en que estaba entrando a trabajar en la serie documental Al sur del mundo , la cual se empezó a realizar cuando aún estábamos en dictadura. La indicación que nos dio el canal es que debía ser una serie sobre la flora, la fauna o la geografía, pero sin gente: no podíamos darles ninguna presencia o desarrollo a los seres humanos. Se temía que la gente dijera cosas. Lo que hizo Al sur del mun- do , y uno de los valores que tuvo, es que después de una primera etapa en que se dedicó a la flora y fauna, y que lo hizo muy bien, por cierto, ya que era algo que no se veía en televisión, poco a poco y naturalmente fue incorporando imágenes de los pobladores de estos hermosos lugares, y algunas contradicciones se iban manifestando de todas maneras. Creo que terminó siendo una serie con un nivel de aproximación a la realidad de la época con las limitaciones propias de la tele- visión en dictadura. Pensemos que en esos años no se podía hacer documentales de protesta que pasaran por televisión. Bueno, la verdad que ahora tampoco. De todas maneras, el que se tratara a las personas con dignidad y respeto, y se les diera la posibilidad de expresarse y mostrar su vida cotidiana, ya era bastante revolucionario para el tiempo de la dictadura. —Se cumplen 50 años del estreno en salas comerciales de la película El chacal de Nahueltoro . Vista a la distancia, genera una tensión con nuestra rea- lidad actual y local. Claro, el “chacal” es un caso especial porque se dio la confluencia de una serie de situaciones, desde el financiamiento hasta la participación de la Univer- sidad de Chile con todo su equipo técnico, era una especie de gran premio la posibilidad de ejecutar este proyecto. Si bien era una película representativa del tipo de cine al que aspirábamos en la época, luego hubo pocas oportunidades de desarrollar esa línea en los 70, principalmente por los problemas de divisas y la ausencia de material cinematográfico virgen. Aunque todos estábamos de acuer- “En los 70 queríamos cambiar el mundo, en los 80 ganarle a la dictadura, expulsarla, destruirla, recuperar la democracia. A partir de los años 90 el escenario se complicó, se acabó el blanco y negro y nos vimos inmersos en una gama de grises digna del smog de Santiago”. 73

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