Palabra Pública N°18 2020 - Universidad de Chile

Perteneciente a la generación del “nuevo cine chileno”, Pedro Chaskel (1932) es posiblemente uno de los más importantes cineastas políticos del país. Trabajó como montajista en obras clave como El chacal de Nahueltoro de Miguel Littin y La batalla de Chile de Patricio Guzmán, y es autor de obras a la vanguardia estética como Aborto (1965) o Venceremos (1970, junto a Héctor Ríos). Su última película fue De vida y de muerte: testimonios de la Operación Cóndor (2015). En esta entrevista, Chaskel aborda el rol de la imagen política contemporánea a partir de las protestas sociales de octubre y entrega sus impresiones sobre la sociedad contemporánea atravesada por la pandemia, los medios digitales y el sentido de hacer cine. E n un periodo breve de tiempo pasamos desde una efervescencia por la ocupación del espa- cio público a una situación en la que debemos guardar confinamiento sanitario. ¿Qué le pare- ce esta situación? No soy historiador ni “pitoniso”, pero tengo la impre- sión de que aquí se han juntado dos hitos muy importantes para el devenir del país. Más allá de especulaciones más o menos serias, se me ocurre que ninguno de nosotros volverá a ser la misma persona una vez superados ambos aconte- cimientos, ambos hitos. Me pregunto si estos se sumarán entre sí en aras de un cambio profundo en nuestra sociedad o, por el contrario, aplastado el impulso inicial, se diluirán en el “gatopardismo” de siempre… O sea, está por verse si la pandemia maldita hará bajar la energía que venía desde este octubre chileno. Ahora que se produjo el “estallido” nos preguntamos cómo es que no se produjo mucho antes, considerando la rabia acumulada en el día a día de esta sociedad plagada de injusticias, desigualdades y corrupción. Creo que será impor- tante ver qué pasará con la votación para la asamblea consti- tuyente, supongo que será un índice del nivel de movilización recuperado. También me pregunto si no habrá algún equipo de nuestros cineastas dispuestos a dar testimonio de esta se- gunda “batalla de Chile”…Más que citar las eternas estadísti- cas, ya de todos conocidas, prefiero señalar que hay un lúcido texto de Felipe Portales, “Chile desnudo” publicado por Dia- rio y Radio Universidad de Chile el 21 de octubre de 2019. —Las protestas de octubre fueron de mucha violencia y hoy, con el confinamiento, existen otras manifestacio- nes de esa violencia. ¿Qué piensa usted de eso? Hay diferentes formas de violencia. La del 18 de octu- bre es producto de un estallido de rabia e impotencia colec- tiva, es la rebelión contra un sistema. De repente se movió la alfombra y salieron demasiadas cosas desde abajo. Pero POR LUIS HORTA también existe otra violencia menos espectacular, más apa- gada, pero implícita en la vida cotidiana, siempre presente, ejercida principalmente sobre los más pobres, sobre los que ahora tienen que sobrevivir simultáneamente al contagio, al hambre, a la cesantía, al hacinamiento en sus viviendas. —En su película Venceremos (1970) encontra- mos también el retrato de la violencia que existe 50 años después. Sí, me he topado con gente que la ha visto y me dice “¡pero si es igual que ahora!”, y funciona bastante bien como el retrato de la violencia cotidiana de un sistema social de clases antagónicas. Hay una violencia en la historia de Chile que periódicamente se repite, y lo que vivimos ahora, inte- rrumpido por la pandemia, está dentro de la tradición histó- rica de este país: no somos tan pacíficos, y por matanzas no nos quedamos. Desde la época de las salitreras La Coruña, San Gregorio, Santa María de Iquique, al etnocidio de los selknam u onas, exterminados para desarrollar la crianza de ovejas en la Patagonia, a la mal llamada “pacificación de La Araucanía”, que despojó del 90% de sus tierras a los mapu- che al sur del Biobío y que significó en la década de 1880 la muerte de cerca del 20% de su población. —¿Es una condición trágica la de nuestra sociedad? Sí, es que esta sociedad ha sido así históricamente. Vi- vimos los intermedios entre masacre y masacre, matizados con uno que otro terremoto, y creyendo que esa es la “nor- malidad”. Luego surgen movimientos como los de octubre, que nos recuerdan que las cosas no son tan simples. —¿De qué forma ha vivido este periodo como ci- neasta, considerando su trayectoria en el cine docu- mental político? Si volvemos a octubre, al “estallido”, lo primero que uno piensa es que esto hay que filmarlo, grabarlo. Y, por 71

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