Palabra Pública N°17 2020 - Universidad de Chile

“La crisis es tan brutal que creo que el sistema saldrá, de algunamanera, modificado, pero no tengo muy claro si será amejor o a peor. Tenemos que intentar aprovechar esta crisis para refundar las democracias”. la vez conviven desde el primer al quinto mundo, parece irreal, pero no lo es. Tú estás enMadrid, donde ha pegado fuerte, donde se dice que las “ventanas rotas” del sistema social, político y económico han hecho que todo sea más precario para soportar este golpe. ¿Cómo lo has vivido desde este encierro tuyo que es el encierro de millones? Cómo lo estoy viviendo, dirás. Estamos todavía todos al comienzo de una crisis muy larga. Pues verás, a mí me encan- ta aislarme, precisamente. Lo que intento hacer en mi vida normal es liberar una serie de sema- nas y me voy con mis perras a un refugio secreto que tengo y me paso allí sola muchos días, sólo saliendo a pasear a las perras, haciendo gim- nasia, escribiendo y leyendo. Y soy feliz. Pero en este confinamiento ha sido muy difícil concentrarse porque irrumpía el ruido del mundo, el do- lor, la tristeza y la preocupación. Esta falta de concentración, por lo que he podido hablar con la gente, es algo muy común. Ya me he ido centran- do, en fin. He terminado una novela (la terminé ayer) y empiezo a estar más con los pies en la tierra. Pero es una situación única que nos ha cogido a todos por sorpresa, y absolutamente devas- tadora en todos los sentidos. Queda todavía mucho sufri- miento en el mundo. Pero lo superaremos, porque en breve, digamos año y poco, habrá vacunas y tratamientos terapéu- ticos eficaces.  —Tú misma has recordado hace poco que Stephen Hawking decía que “la humanidad no va a desapare- cer por el impacto de un asteroide, sino por un virus”. Pues bien, los virus y las bacterias nos han atacado a lo largo de la historia y seguimos avanzando. ¿Piensas que hoy sería distinto por el alcance de esta pandemia o bien por la expansión del miedo, la lucha por el po- der de las farmacéuticas?  No es distinto para nada a las pandemias anteriores, ahora simplemente estamos más comunicados, lo que hace que el contagio sea global, pero también tenemos muchas más armas para luchar contra la pandemia. La Gran Peste de 1348 mató en un solo año a entre la mitad y las dos terceras partes de los habitantes de Europa. Eso fue muchísimo peor. Europa tardó más de un siglo en recuperarse. —Desde la ficción, pero desde los datos también y desde cómo se mueve el juego geopolítico que bien co- noces −has entrevistado a líderes como Arafat, Jomeini, Indira Gandhi, Malala, Nixon, sólo por nombrar a al- gunos−, ¿piensas que estamos en el umbral de un nue- vo orden mundial o bien frente al mismo −occidental, capitalista, individualista− que se reinventa para hacer mejoras al interior de sus engranajes? La crisis es tan brutal que creo que el sistema saldrá, de alguna manera, modificado, pero no tengo muy claro si será a mejor o a peor. Tenemos que intentar aprovechar esta crisis para refundar las democracias.  —Has luchado contra la violencia hacia las mujeres y sabes bien que en Chile los movimientos sociales y fe- ministas han sido muy fuertes y decisivos en el último tiempo, propiciando incluso la revuelta social. ¿Cómo has visto este movimiento?  El antisexismo ha avanzado en todo el mundo en estos dos o tres últimos años. Entre otras cosas, mu- chísimos hombres se han incorpora- do al movimiento, como es lógico, porque el feminismo no es un tema de mujeres; estamos cambiando el mundo y nuestra manera de relacio- narnos, y eso nos interesa a todos. Ahora bien, espero que la pandemia no suponga una involución.  —Hoy las campañas en el mundo y no sólo en Chile apun- tan a cómo escapar de abusos y violencia estando las mu- jeres encerradas con el enemigo, en cuarentena obligada. Se apela a la sororidad, a la comunidad y al apañe de or- ganizaciones más que a las instituciones estatales... Efectivamente. Es un panorama aterrador, ¿no? Estar encerrada todo el día con tu verdugo. Aquí el gobierno está intentando tener en cuenta esas situaciones y hay llamadas de socorro con una palabra clave, por ejemplo. Pero es muy difícil defenderlas a todas.  —Rosa, por último, da pudor hablar de “aprendi- zajes” en medio de tanto dolor. Cuando te he contacta- do, hace días, me has dicho que escribir ahora te “cues- ta sangre”. Tú bien sabes de dolor, de caminos de vida complejos dadas tus experiencias y años de entrevistas, literatura, ediciones largas. ¿Es momento de pensar en qué nos dejará, de luz y de brumas, este tiempo? ¿Lo- gras imaginarlo? No tengo nada claro cuál va a ser el balance. Individual- mente, creo que todos debemos aprovechar este tiempo para intentar crecer, madurar, hacernos dueños de nuestro tiem- po, nuestra vida, nuestro pensamiento. En la vida llamada normal vamos demasiado acelerados y el ruido exterior nos ayuda a no reflexionar, a aturdirnos. Pues bien, ahora tene- mos una oportunidad de oro para intentar profundizar en nosotros mismos y repensarnos. Pero en el terreno colectivo, como antes he dicho, veo signos preocupantes. Un fomento del odio más irracional por parte de algunas personas y algu- nos políticos, por ejemplo. Tenemos que intentar movilizar toda esta pena y este miedo y esta inseguridad hacia la gran- deza, y no hacia la parte más miserable de lo que somos. 18

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