Palabra Pública N°16 2019 - Universidad de Chile

El acceso al agua y su desprivatización son los objetivos diarios del vocero de Modatima, que en el último año ha alcanzado notoriedad por los premios con que ha sido distinguido en el extranjero. Sin embargo, no pierde la oportunidad de vincular esa disputa cotidiana con las exigencias de la protesta social que partió en Chile el 18 de octubre de este año. No importa si habla de la depredación del agua o de las demandas por mayor justicia que aún mantienen a miles de personas en las calles, para Rodrigo Mundaca los responsables son los mismos: la inequidad y políticos que no han estado a la altura del rol que deben cumplir. POR JENNIFER ABATE C. FOTOS ALEJANDRA FUENZALIDA esde siempre, en su casa, en La Ligua, Rodrigo Mundaca ha vivido una vida sencilla. Lava, plancha, sale a tomar un helado, recorre la plaza, vive tranquilo. Otra cosa ha sido su vida en los últi- mos meses. Como secretario general y vocero del Movimiento de Defensa por el Acceso al Agua, la Tierra y la Protec- ción del Medio Ambiente (Modatima) ha puesto el tema de la depredación de los bienes naturales comunes (se rehúsa a llamarlos recursos naturales por la vocación extractivista del concepto) en el centro de la dis- cusión internacional, una tarea que recientemente le valió ser distinguido con el Premio Internacional de Derechos Humanos de Núremberg por su lucha a favor del acceso al agua de todas las comunidades. El costo no ha sido sólo la fama que hoy lo hace pro- tagonizar debates y ser invitado a programas de televisión, lo que sin duda le ha quitado el carácter sencillo a sus días. Mundaca ha recibido querellas de parte de connotados po- líticos por injurias y calumnias, hace unos meses tuvo que encarar el horror de la circulación en redes sociales de una foto suya que simulaba un disparo en la cabeza, y recien- temente tuvo que poner un recurso de amparo contra el General Director de Carabineros tras enterarse de que se había convertido, junto con otros dirigentes y figuras del mundo político y académico, en “blanco de interés” de la inteligencia policial. Más desconocido aún es que tuvo que enfrentar la amenaza de secuestro de uno de sus hijos como consecuencia directa de su activismo medioambiental. ¿Por qué seguir, entonces, en una senda que trazó hace 25 años, cuando llegó como ingeniero agrónomo a trabajar con los campesinos de Petorca? “Porque era un imperativo ético, moral, porque era de sentido común. Era lo que ha- bía que hacer, mi deber ético era eso, no podía hacer otra cosa, no podía asesorar a ricos a costa de dejar a la gente sin agua. Yo creo que hay un punto en la vida de las personas en que uno tiene que tomar decisiones y a veces son correc- tas o erradas, pero uno tiene que estar tranquilo con uno mismo. No me arrepiento en lo absoluto de lo que decidí”. —La movilización que tiene lugar hoy en Chile se ha atribuido al descontento de la ciudadanía por las condiciones de privatización de derechos básicos. ¿Cuál es tu análisis de las causas del estallido? Una semana antes del famoso 18 de octubre, los es- 13

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