Palabra Pública - N°13 2019 - Universidad de Chile

C uando egresó del Colegio Verbo Divino, Francisco Varela decidió que quería ser médico y se inscribió en la Facultad de Medicina de la Univer- sidad Católica, pero después de dos años cambió de parecer. Era 1965 y se acababa de fundar la Facultad de Cien- cias de la Universidad de Chile, por lo que decidió variar de disciplina y se matriculó en la carrera de Licenciatura en Biología, siendo uno de sus prime- ros estudiantes. Se destacó desde un comienzo, tanto que el mismo año de su egreso le ofrecieron una beca para continuar con sus estudios de post- grado en la Universidad de Harvard, donde se doctoró con apenas 24 años. Sin embargo, la biología no lo era todo para él. Durante sus tiempos en la Universidad de Chile estudió también Filosofía en el Instituto Pedagógico y realizó lecturas con Roberto Torretti en el Centro de Estudios Humanísti- cos de la Escuela de Ingeniería. Serían sus primeros pasos en la búsqueda del cruce de disciplinas, intención que acompañaría toda su investigación y que lo llevó a interesarse por áreas como la percepción visual de los colo- res en las aves y el sistema inmunoló- gico del cuerpo humano. Regresó en 1970 a la Universidad de Chile y se instaló en el laboratorio de Humberto Maturana, quien había HISTORIA DE CHILE FRANCISCO VARELA GARCÍA 1 9 4 6 – 2 0 0 1 Texto: Sofía Brinck Vergara Fuentes: “50 años de la Facultad de Ciencias”, Revista Anales de la Universidad de Chile Francisco Varela y la Bestia del Apocalipsis, The Clinic, 2016. Revista Chilena de Neuropsiquiatría N°39, 2001. sido su profesor. Juntos realizaron trabajos experimentales en el sistema visual y comenzaron a abordar la pre- gunta de qué constituye a un ser vivo. Es así como nace la idea de “autopoie- sis” como concepto epistemológico para definir lo vivo, que establece que un ser vivo es una unidad capaz de generar autónomamente sus propios componentes. Este trabajo fue cristali- zado en el libro “De máquinas y seres vivos. Autopoiesis: la organización de lo vivo” y más tarde sería profundiza- do en “El árbol del conocimiento”. Durante esos años Varela se hizo parte del gobierno de la Unidad Po- pular e integró la agrupación política Ranquil. Su filiación política lo situó en el radar de la dictadura tras el gol- pe de Estado y a una toma de la Facul- tad de Ciencias llegó un destacamen- to a buscarlo. “Nosotros convencimos al comandante de la Fuerza Aérea de que no se llevara a esos gallos al Estadio Nacional; entre ellos estaba alguien tremendamente importante: Francisco Varela. A él lo sacamos con Luis Izquierdo casi del Estadio Nacio- nal y a varios más”, recuerda el profe- sor Juan Fernández. Francisco Varela debió exiliarse, primero en Costa Rica y luego en Es- tados Unidos. Allí tuvo sus primeros encuentros con el budismo tibetano, experiencia que abriría un nuevo campo en su investigación y que lo condujo a estudiar los fundamentos biológicos de la conciencia, el origen del conocimiento y la relación entre las ciencias cognitivas y la espiritua- lidad. Así, en 1987 fundó junto al Da- lai Lama Mind and Life Institute , una organización sin fines de lucro dedi- cada a estudiar la relación entre las ciencias y el budismo. A la Universidad de Chile volvería en 1980 para irse definitivamente un par de años después. Emigró a Alema- nia, donde trabajó en el Instituto Max Planck, y luego se radicó en Francia, donde terminaría siendo Director de Investigación del Centro Nacional de Investigaciones Científicas, cargo que ocuparía hasta su muerte en 2001 por un cáncer hepático. Tras su fallecimiento se le rindió un inédito homenaje en el Salón de Honor de la Casa Central, donde una foto suya dominaba una testera vacía y académicos y amigos tomaron la palabra para recordarlo. Y en Estados Unidos, el Dalai Lama le dedicaba las siguientes palabras en uno de los encuentros del instituto que ambos fundaron: “No me había percatado de lo mucho que se extraña tu presencia aquí. (…) Nunca te olvidaremos. Hasta mi muerte te recordaré.” LA CHILE EN LA

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