Palabra Pública - N°13 2019 - Universidad de Chile

LEMEBEL, EL ESCRITOR Han pasado cuatro años desde la muerte del autor de La esquina es mi corazón: primero fue el shock y luego vino el gran vacío. Cuatro años es poco tiempo para superar el luto de alguien tan entrañable como Pedro Lemebel, por ello no sorprende la enorme cantidad de lecturas que emergen hoy en torno a su obra. D icen que, últimamente, Pedro se ha venido con todo: se publicaron Incon- tables , el volumen con sus primeros cuentos; Lemebel , de Soledad Bianchi; Lemebel oral , de Gonzalo León; No tengo amigos, tengo amores , de Ediciones Alquimia; Pedro Lemebel , de Catalina Mena. A ellos se suman el documental de Joanna Reposi —es- trenado y premiado en la Berlinale—, la inauguración de la Biblioteca Pedro Lemebel de Recoleta y una biografía en preparación. Alguien me pregunta qué ocurre, por qué este boom . Si bien fue una figura cultural en vida, él solía decir que la academia chilena no estu- diaba su obra. Dicho de otra forma: sentía que había un saldo con Lemebel, el escritor. O Pedro fue adelantado a su tiempo o la academia sufrió la parálisis mental del golpe militar y luego pasó demasiado tiempo petrificada, añejan- do el paper institucional. Chile es ingrato y cicatero con sus escritores: Lemebel debió recibir el Premio Nacional de Literatura. El vacío que dejó su partida se siente en un momento triste de abu- sos y desigualdades; en una época marcada por una descomposición que atañe tanto a la política como a las instituciones laborales y cultu- rales. Pedro habría levantado la voz: era un ser imprescindible en un país donde todo es prescindible. Cuatro años es poco tiempo para superar el luto de alguien tan entrañable como él, y por ello no sorprende la gran cantidad de lecturas que emergen hoy acerca de su obra. En la época en que comenzó a escribir, sin embargo, el archivo literario nacional enmude- ció ante la vigorosa producción de los años 80, en particular, frente a la vinculada con el género, el feminis- mo y la diversidad sexual. El escritor que representaba Pedro Lemebel pertenece a un pasado recien- te que no quiere desaparecer. Lemebel no es una figura decorativa y reconoci- da solamente como el joven pobre que salió de la pobla , mito que se ha consa- grado en torno a él. Era eso y mucho más: sus historias durante la Unidad Popular, sus apremios sexuales, su paso por la universidad, sus aprendizajes de artesano, de vendedor ambulante; su vida en SanMiguel y su estar cultural y político en los 80. Lemebel no es sólo la etapa final ni tampoco la del colecti- vo homosexual Las yeguas del Apoca- lipsis, que fue colectivo hasta su entra- da en una yegua a la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, cuando el rector era nombrado por el dictador Pinochet. Ese acto fue político y eso es lo que Lemebel hizo: politizar su estar y su escritura. ¿De dónde viene culturalmente Pedro Lemebel, el escritor? Han pasado cuatro años desde que mi amigo murió por un cáncer agre- sivo. Nuestra amistad profunda data de 1980, por lo que tuvimos una larga historia caminando juntos en aque- lla época de dictadura. Pedro escribía cuentos y participaba en el taller de la escritora Pía Barros, quien era lectora de Julio Cortázar. Pienso que allí reci- bió las claves del cuento moderno. POR CARMEN BERENGUER ILUSTRACIÓN: FABIÁN RIVAS / FOTO: MABEL MALDONADO 29

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