Palabra Pública - N°13 2019 - Universidad de Chile

propósito de investigaciones que he hecho, entonces estaba familiarizada con este grupo de detectives y con el trabajo que hacen —cuenta Pascale Bonnefoy sentada en su oficina, en el ICEI, donde es jefa de la carrera de Periodismo. Le estaba dando vueltas, buscan- do tema para un libro, y el tema esta- ba ahí, frente a ella. —Mi idea original era hacer un retrato de la actual brigada y de lo que hacen. Pero en mi rigurosidad fui a los inicios y no sólo descubrí el origen de la actual brigada sino que terminé re- leyendo la transición política en clave Policía de Investigaciones, y eso me fascinó. Fue interesante ver este “lado B” de la transición —explica Bonne- foy, quien lleva investigando la historia del Chile reciente desde hace muchos años. En 2005, publicó Terrorismo de Estadio. Prisioneros de guerra en un campo de deportes , investigación por la que obtuvo el premio Escrituras de la Memoria del CNCA y que en 2016 fue ampliada y reeditada. Su vida, de alguna forma, está atravesada por lo que fue el golpe de Estado de 1973. En ese entonces, vivía en Estados Unidos, pues su padre fue asesor legal de la embajada de Chile durante el gobierno de Salvador Allen- de para la nacionalización del cobre. —Cuando las empresas deman- daron al Estado de Chile, a mi padre lo enviaron allá para hacer asesoría legal en defensa del Estado chileno. Allá estábamos cuando fue el golpe y nos quedamos. Otros parientes fue- ron torturados, otros estuvieron pre- sos, otros exiliados —recuerda Bon- nefoy, quien volvió a Chile en 1986 y al poco tiempo se puso a trabajar en la Comisión Chilena de Derechos Hu- manos. Había estudiado relaciones internacionales, hacía clases de inglés y le interesaba el periodismo. Vivien- do en Estados Unidos se suscribió a una revista latinoamericana que si- guió recibiendo incluso cuando ya había vuelto al país. Y un día, en un arranque de atrevimiento, pensó: “Ya que estoy en Chile, voy a escribir algo sobre el país y se los voy a enviar”. Y así, entonces, empezó la vida periodística de Pascale Bonnefoy. Escribió un artículo, después otro y otro; luego envió textos a otras revis- tas, y así fue avanzando hasta que deci- dió estudiar formalmente periodismo. Ese inicio inesperado en el oficio marcó inevitablemente su devenir profesional: ha trabajado para me- dios chilenos ( La Nación Domingo, El Periodista, El Mostrador, Contac- to ), pero sobre todo se ha desarro- llado como corresponsal de medios internacionales. Empezó a colaborar en The Washington Post , produjo e investigó para documentales y pro- gramas televisivos extranjeros, y hoy es asistente corresponsal para la ofi- cina regional de The New York Times , donde escribe regularmente. Su últi- mo texto lo publicó a fines de marzo: un artículo sobre los once militares que fueron condenados por el caso de Rodrigo Rojas de Negri. —Yo creo que ahora la cobertura de los derechos humanos se da prin- cipalmente a nivel de publicación de libros, no tanto en prensa, en ningún formato. Hay una cierta frialdad en cómo los medios tratan este tema, que les parece trillado. Lo ven como un “Creo que ahora la cobertura de los derechos humanos se da principalmente a nivel de publicación de libros. Hay una cierta frialdad en cómo los medios tratan este tema, que les parece trillado. Lo ven como un tema más, y no lo es: es un drama”. 12

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