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Lo público, lo privado, lo estatal

En ésta, una de las cuestiones centrales en discu-

sión, unos dicen que lo público es lo estatal, y es

por eso que las universidades públicas son las es-

tatales. Otros sostienen que lo público y lo estatal

son categorías obviamente diversas y lo que impor-

ta es lo público.

Ambas posturas son incorrectas, a mi juicio, pero

no igualmente incorrectas: la afirmación de que lo

público es lo estatal tiene un punto de partida más

sólido y plausible, aunque sólo un punto de partida.

Es necesario explicar qué relación hay entre lo pú-

blico y lo estatal sin asumir que lo segundo implica

inmediatamente lo primero.

Este punto de partida evita que la pregunta por lo

público sea sólo una excusa para vaciar a esa noción

de todo contenido, que es lo que hacen quienes nie-

gan toda relación entre lo público y lo estatal. Para

éstos, el concepto es tan vacío que incluso el rector

de una universidad pontificia y confesional, que está

sujeta al control de la Iglesia Católica y que reciente-

mente debió ver cómo el arzobispo local prohibió a

un profesor de la Facultad de Teología enseñar, cree

que puede reclamar que su universidad es “pública”.

Sobre por qué es importante

preguntarse por la relación entre

lo público y lo estatal

La relación entre lo público y lo estatal está hoy

fracturada menos por la existencia de universidades

públicas no estatales que por el hecho de que hoy

las entidades estatales deben actuar como si fueran

privadas. Éste es el legado de décadas de neolibera-

lismo: la privatización del Estado, que es la consu-

mación de la negación de lo público.

Esto no es una exageración: las universidades estata-

les se financian principalmente con aranceles paga-

dos por sus estudiantes; el canal de televisión estatal

vende publicidad para sobrevivir; y el banco estatal,

además de avergonzarse de su condición al punto de

cambiarse el nombre para esconderla, se relaciona

con sus clientes incurriendo en las mismas prácticas

abusivas de la banca privada.

Entonces, que un banco o un canal de televisión sean

estatales no implica que sean públicos. Pero necesita-

mos entender qué es lo público sin referencia al Es-

tado. Tenemos que tener un criterio que nos permita

denunciar la privatización del Estado y decir: ¡necesi-

tamos que por lo menos el Estado sea público!

Lo público es lo que no está

sometido al régimen de la

propiedad privada

En el sentido en el que yo creo que es importante, lo

“público” es lo que carece de dueño, es decir, lo que

no está sujeto al régimen de la propiedad privada.

Dicho régimen se define porque tratándose de una

cosa que es de alguien, ese alguien, llamado “due-

ño”, tiene derecho a decidir qué hacer con ella sin

deberle explicaciones a nadie (por eso el art. 852 del

Código Civil dice que el dueño puede actuar “arbi-

trariamente” respecto de su cosa). Si el dueño ha de-

cidido que su cosa ha de servir un determinado fin y

alguien le exige una explicación, él está en posición

de decir: “porque es mía y yo así lo quiero”.

En ese sentido, la universidad es intrínsecamente

pública (por lo que la expresión “universidad pú-

blica” es una redundancia). Con esto ya podemos

decir qué tiene de especial una universidad, un

banco o un canal público. Adicionalmente, nos

ayuda a especificar por qué la idea misma de uni-

versidad es pública.

Una universidad pública, según lo anterior, sería

una en que nadie tendría derecho a decidir unila-

teralmente y sin dar cuenta a nadie qué intereses ha

de servir. Una privada, por su parte, sería una en

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P.P. / Nº2 2016 / Dossier