Mapuche Nütram

45 F eymew ta witralepan ta fachiantü, kiñe küdaw ta ti chaw, küme tripay ta ti küdaw / Elunieam ta fentren kimün, fushkü longko, fushkü piwke, newen foro küme kalül, küme nor rüpü, tañi küme miyawael tañi küme trekayawal. (Por eso estoy aquí hoy estoy de pie, esto es trabajo Padre, y ha salido bien /Para dar mucho conocimiento, cabeza fresca corazón fresco, huesos fuertes y cuerpo sano, un camino recto para que yo ande bien y camine bien). Papay Adela o Papay Paty (abuela Adela o Paty), como le llaman cariñosamente a Adela Patricia Caripán (70), le ruega a los antepasados, al creador, a la ñuke mapu (madre Tierra). Papay Adela le ruega a la mawida (montaña). A la mawida de allá de Traytrayko Alto (agua que cae de la cascada), que se llevó primero a su padre, Ignacio Caripán, cuando ella tenía sólo tres años y dejó sola, con sus doce hijos, a su madre, María Antimilla, mujer mapuche y a quien Ignacio había comprado por un caballo ensillado y una yunta de bueyes, como dictaba el Kuyfi Kimün (conocimiento antiguo) de casar a las hijas con cercanos y no con desconocidos. “¿Por qué llora tanto, mamá?, yo siempre cuando la veo tejiendo o hilando usted llora”, le preguntó una vez Adela a su madre. Adela Caripán aprendió a vivir de nuevo. Aprendió a vivir el dolor que significó la pérdida de su esposo e hijo mayor y aprendió a vivir con sus propios dolores. Pero decidió creer en su feyentun (espiritualidad mapuche) y junto con entregar a su esposo e hijo al creador, fue creando un kimün (sabiduría) que le permitió revivir y convertirse en una educadora tradicional. Adela Caripán

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