Mapuche Nütram

13 ser bienvenidas (como queda expuesto en el ülkantun de Elisabeth Lizama, también en este libro), declaraciones amorosas o celebraciones deportivas. Quien canta recibe el nombre de ülkantufe y lo hace en forma improvisada generalmente para alguien del sexo opuesto, quien debe responder. Su estructura puede ser fija (si el texto se reitera sin cambios) o variable (si el texto cambia según la situación de improvisación) y se suele recurrir al empleo de figuras literarias, como metáforas, o metonimias. Las narraciones En primer lugar, es necesario destacar que los verbos de las narraciones suelen estar marcados por el sufijo -rke , que (en el contexto de las narraciones) significa que el narrador no presenció lo narrado sino que se lo contaron, y/o el marcador discursivo piam , que literalmente significa ‘se dice’--marcador que coincide con el nombre de uno de los géneros discursivos tratados. Estos marcadores sitúan a las narraciones en el marco de la transmisión tradicional, a través de los mecanismos internos de transmisión de conocimiento intergeneracional, tal y como puede observarse el epew de Luis Levio en este libro, quien inicia la narración mencionando que se trata de un relato transmitido por los ‘antiguos’. En cuanto a su estructura, siguiendo lo señalado por Sánchez (1989) y Salas (2006), las narraciones suelen iniciarse con un título, como por ejemplo, ‘ Tüfachi epew chongchong pingey’ (Este cuento se llama Chongchong), o por medio de fórmulas introductorias, como por ejemplo, ‘kiñe rupachi…’ (una vez) o ‘kuyfi mülekerkefuy…’ (antiguamente había, dicen). Luego, se genera el marco narrativo, en donde se introducen los personajes principales y el entorno en donde se contextualiza el hilo conductor de la narración. Este marco, generalmente, surge a partir de una serie de oraciones relacionadas marcadas por los morfemas -ke , que indica que la acción se realiza habitualmente y -fu , que indica que la habitualidad de la acción no se prolonga hasta el presente: ambos portan, en conjunto, el significado de habitualidad pasada, desvinculada del momento de habla. A continuación, se sitúa el desarrollo de la acción, la cual se expresa mayoritariamente a través de monólogos y diálogos, expresados la mayoría de las veces por discurso directo, complementados por enunciados no narrativos de orientación, ambientación y evaluación. La presencia mayoritaria de discurso directo le otorga a las narraciones mapuches un alto componente de dramatización y escenificación. Posteriormente, siguiendo lo señalado por Salas (2006), el desenlace de la acción suele estar seguido por una coda de corte didáctico, que vincula la historia (preferentemente aquellas protagonizadas por animales) con el presente, presentando explicaciones de la conducta actual de los animales o de algunos rasgos llamativos de estos, lo que transforma estas narraciones en un mecanismo de aprehensión de la realidad. En síntesis, a través de estos recursos, las narraciones tradicionales se configuran como un sistema de aprehensión de la realidad presente que, al ser “sacadas” para los niños, van generando sentidos de pertenencia a la comunidad que adscribe a la lógica interna de dichos relatos. En otras palabras, las narraciones funcionan como un mecanismo cohesivo, en gran medida, debido a que, por un lado, son el reservorio de un tiempo remoto de la comunidad, de sus maneras de interpretar y conservar el pasado y, por otro, permiten el surgimiento de abstracciones de dicho pasado que, en su transmisión, van construyendo interpretaciones comunes del tiempo presente. Características lingüísticas de los géneros tradicionales Una mirada a la larga y compleja tradición de géneros textuales mapuche

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