La revolución norteamericana, auge y perspectivas

EL MUNDO OCCID'ENTAL EN EL SIGLO XVIII: SOCIEDAD y CULTURA EN EUROPA Dr. Ricardo Krebs Wilckens Siglo XVIII: Siglo de las Luces, siglo filosófico, época de la Ilustración; época en que, como en todo momento histórico, se conjugan pasado, presente y futuro; época de término y de nuevo comienzo. El siglo XVIII marca la fase final y la crisis de la sociedad aristo– crática del Antiguo Régimen y de los valores por los cuales Occidente se había regido en secular desarrollo. El mundo dieciochesco era un mundo festivo y alegre cuyos prota– gonistas eran reyes y príncipes, galantes caballeros y bellas y elegantes señoras. El escenario en que se desarrollaba la vida de esta sociedad aristocrática era el lujoso palacio en cuyos suntuosos salones resona– ban las melodías de Haydn y Mozart, de Rameau y Purcell y donde las parejas y cuadrillas se movían graciosamente al ritmo del minué. Esta sociedad aristocrática era una sociedad ociosa que se ufanaba de poder entregarse al ocio y que desdeñaba las viles actividades eco– nómicas. Máxima expresión de su estilo de vida era la fiesta, la fiesta cortesana en que cada uno era actor y espectador a la vez y a cuya preparación y realización contribuían los más destacados poetas, ar– tistas y músicos. En un tiempo en que un labrador francés ganaba al año entre 150 y 200 libras, el Príncipe Soubise gastó en un solo ban– quete en honor de Luis xv la suma de 200.000 libras. La cultura intelectual de esta sociedad seguía determinada funda– mentalmente por la tradición clásica grecolatina, renovada en la se– gunda mitad del siglo xVln por los sensacionales descubrimientos he– chos con ocasión de las excavaciones en Pompeya y por la nueva in– terpretación que Winckelmann hizo de las letras y artes griegas. Este alegre y festivo mundo dieciochesco, aunque carecía de una orientación metafísica trascendente, seguía derivando los valores fun– damentales de su existencia religiosa y moral de la tradición cris– tiana. Si bien entre los intelectuales predominaban los deístas, ateos y agnósticos, las normas fundamentales por las cuales se regían la sociedad y la educación seguían basadas en las Sagradas Escrituras y los cánones de la Iglesia.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=