El mar en seís dimensiones: científica, técnica, política, jurídica, histórica, estratégica

EL MAR EN SEIS DIMENSIONES ICarios A. Le May D. SIhos altos, los montes marinos, de los cuales sólo en el Pacífico existen unos 1-400 (cerca de 10'7'0 del total). El primero ocupado lo fue en 1964, un volcán inactivo situado a 60 metros de profundidad al sur de Bermuda donde se instaló Sealab l. Hoy ya se discute la instalación de bases de reparaciones sumergidas, con almacenes, pañoles de municiones y estaciones de comunicaciones. Tomarán la forma de módulos esféricos, proyectos que desarrollan General Electric y Corning y las primeras estaciones estarían instala– das en J 980 en la cordillera central del Atlántico a '2.000 metros de pro– fundidad. Existe un sinnúmero de proyectos de esta naturaleza. La Armada de EE.UU. está pensando específicamente en bases navales sumergidas que puedan dar apoyo logístico, por ejemplo, a una flota de submarinos. Cuanto más difícil de detectar es un silo de misiles submarinos que uno terrestre. En realidad, EE.UU. pretende colonizar el océano' y al parecer el sueño de Cousteau de la nueva raza humana en »Homo aquaticus n , será de nacionalidad norteamericana. La posición para la fuerza se desplaza hacia el fondo del mar, que cobra así un nuevo valor estratégico. EL DILEMA OCEANICO En agosto de 1967, Malta solicitó a las Naciones Unidas que el fondo del mar fuese reservado para fines pacíficos y que el producto financiero de su explotación fuese en beneficio de las naciones subdesarrolladas. En opinión de algunos autores norteamericanos esto sólo produciría un retraso en la explotación de los recursos del fondo del mar. Esto se basa en que gran parte de la investigación la efectúan los ministerios de De– fensa. En 1970, en EE.UU., sobre un total de USS 1.605 millones dedica– dos a la investigación del fondo del mar, el Ministerio de Defensa aportó 1.000 millones, sin incluir USS 600 millones gastados en la investiga– ción de guerra antisubmarina. En Gran Bretaña pasa algo parecido a menor escala. Es indudable que la investigación oceanográfica por el interés estratégico del medio -el océano- está hoy regida por las arma– das de las superpotencias, y es por esto que gran parte de la información que se obtiene permanece clasificada. Quizás antiguamente nuestras prioridades eran más racionales. Kuan Tsú decía: ))Si regalas pescado a un hombre le darás de comer por un día, enséñale a pescar y le alimentarás para toda la vida«. Hoy la sobrepoblación induce a la posesión privativa más que a la 'partici– pación comunitaria de los océanos. 114

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